miércoles, 31 de julio de 2019


Cuando el dolor se vuelve llaga
sobre “Las promesas” de Juan Andrés Romanazzi
por Gastón Czmuch

Un padre se va. Una madre que llora. Una hija que espera. Y esa promesa de volver que suspende todo. Una vida en suspenso. ¿Cómo se vuelve a la rutina diaria después de eso si nuestra vida ahora ronda en imaginar ese regreso todo el tiempo?





Un trabajo maravilloso, de una sensibilidad plena. El texto de Juan Andrés Romanazzi está plagado de imágenes y su trabajo como director irá por la pista opuesta: un montaje con nada más que con el cuerpo de la actriz y unas cajas que arman un dispositivo con leyes propias. Y allí se arma este mundo, el mundo de Georgina. De esa espera con la que todos nos sentimos identificados (¿quién no espero alguna vez algo que parecía no llegar nunca?)


El trabajo de Paula Fernández Mbarak es monstruoso, arrollador. Imposible no salir completamente aturdido. Se destaca su trabajo espacial y su relación con los objetos, una labor realmente precisa.


Una completa poesía dramática sobre heridas que no cierran, como ausencias que marcan y que, de antemano, sabemos que nos han marcado de por vida. Como dice uno de sus textos: “Yo pensé, yo pienso todo este tiempo: las promesas no son como el vino. No maduran, no se ponen buenas con el tiempo. Las promesas cuanto más se añejan más duelen y pasado un tiempo se hacen maldición. Ahí está”.

La obra está los sábados a las 20:30 en el Espacio Polonia (Fitz Roy 1477 – Capital Federal)


Ficha técnico artística
Dramaturgia: Juan Andrés Romanazzi
Actúan: Paula Fernández Mbarak
Iluminación: Leandro Crocco
Diseño de vestuario: Julia Camejo
Diseño de espacio: Julia Camejo
Fotografía: Beto Repetto, Clara Romanazzi
Diseño gráfico: Bárbara Delfino
Asistencia de dirección: Iñaki Vergara
Colaboración artística: Julieta De Simone
Dirección: Juan Andrés Romanazzi

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