Si se pudiese desear sin límites
Por Valeria Arévalos
En un rincón: las madres. En el otro
rincón: lxs hijxs. En el medio: el amor, el deseo, los miedos, la
vulnerabilidad, la fuerza, la alegría, el baile, el llanto, la bronca, los
secretos, las ganas, el karaoke, el tren.
La maternidad idealizada sólo existe en los reality-shows o en las revistas. En la vida real el proceso es
acompañado por dudas, errores y decisiones que forman parte del devenir madre y
de saberse falible. Silvia Villazur encarna a una madre que teme y es ese temor
el que la encadena al piso, pero ¿a qué le tiene miedo en realidad? Su hijo,
Juan Ignacio (Guido Botto Fiora), está ahí, con ella y para ella. Está presente
en su vida y la mínima posibilidad de distancia la enfrenta con la posibilidad
de una profunda soledad. Entonces se equivoca, lo cuida hasta de sí mismo, le
corta alas que aún no crecieron, lo aísla de un padre que no lo quiere y
pretende acompañarlo al colegio cada día como símbolo de ese transitar juntxs la
vida en mutua dependencia. El, sin embargo, quiere volar, desea y quiere
fuerte, quiere mucho, se anima y juega, se anima y llama a ese padre, aunque la
respuesta del otro lado sea el desamor, se anima y pide un deseo (y dos y tres).
Se anima…y le suelta la mano a la madre, aunque sea por unas cuadras.
Valeria (en la función que vimos,
interpretada por Cali Rotondo) es la prima que viene de la Capital. Su madre
también se equivoca, le encuentra un porro y decide aislarla de todo su mundo
(universidad, novio, amigxs). Tanto Valeria como Juan cargan con carteles
dibujados por sus madres: el Especial – la Drogadicta. Sin embargo, estxs
primxs deciden asumir el peso de esos estigmas y llevarlos como una mochila más
para su viaje, invertir tiempo en afirmar lo que no son sería en vano. Deciden
relacionarse desde el amor y la libertad, desde la alegría y la falta de temores
propio de la edad. Llenan por unos días esa casa de música y bailes, de charlas
y planes. Ambxs quieren subirse a un tren y partir y ambxs lo lograrán. Juntxs
y poderosxs.
Como si pasara un tren
de Lorena Romanín genera un viaje a la emoción, pasando imperceptiblemente de
la risa al llanto. Las interpretaciones de Villazur, Botto Fiora y Rotondo son
sensibles y exactas, se nota el trabajo detrás de la obra. Todo el dispositivo
escénico nos invita a ingresar a ese living y disfrutar de una historia
única y, a la vez, una historia como tantas otras.
Ficha técnico artística
Actúan: Guido Botto Fiora, Silvia Villazur, Cali Rotondo (Luciana Grasso)
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