Eso que explota y no es un
corazón.
Sobre “Tu ternura Molotov de Gustavo Ott”
Por Gabriela Pignataro
¿Cuál es el rostro del terror?
¿El cuchillo ensangrentado, la bala, la cabeza cortada? ¿Cuál su fiesta, su
traje, su ficción útil? Si el terror medieval fue
grotesco pero puro cuerpo, pura carne: tangible, faz sin velo y el terror
moderno toda huella del Leviatán...¿Qué gesto tiene el miedo en la
posmodernidad? A distancias de los ahorcamientos públicos y los degüellos, el
terror contemporáneo se ejerce en íntimos filos. Agazapados. Veloces.
Intermitentes. Y no por ello más débil, por contrario, un temor líquido que se
derrama y filtra en cada espacio de subjetivación. El control se cierra cada
vez más sobre el propio cuerpo, la propia historia. Y sobre el otro.
Un espacio escénico despojado: blanco y
negro, formas puras, objetos geométricos apilados. Encastrados, pero que a la
vez deslizan la inestabilidad en sus aristas. Todo el juego escenográfico es
una partitura que dibuja una línea que lentamente comienza a desconfigurarse:
las cajas se desplazan, anidan, sostienen a los cuerpos y también ocultan los
residuos. En este universo meticuloso y descarnado (hay planos y vacíos,
superficies lisas, una complexión cromática de valores netos) Victoria y Daniel
parecen ser dos a quererse. Están
allí desprovistos de vestuario ampuloso, sin ornamentos, en bata, pero nada hay
de distensión en la relación que se abre: máscaras blancas cubren sus caras.
Victoria y Daniel se comunican desde la leve protección de la máscara, que
simula en apariencia, igualarlos.Una pareja en bata, gestos blanquecinos a la
luz de una búsqueda común: tener un hijo. Varón. Porque varón conviene. ¿A qué?
Al tiempo que corre, al mundo que existe, a la idea preconcebida de una familia
protocolar. Correcta, normal, de gente bien. No como otros. La urgencia de la prole, de convertirse en lo esperable para
un momento de la vida es un parámetro en el índice del éxito. Ambos tienen
trabajos donde son reconocidos, dónde están rodeados de imbéciles: esos otros
que no son un nosotros. Victoria y
Daniel se erotizan, se romantizan en ese odio común, en la imposibilidad de
alteridad hacia lo que es diferente: construyen su épica desgastada, hasta
patética, pisando cabezas imaginarias. Pero si hay una cierta lujuria que
ebulle en rumiar la desgracia ajena, ¿Qué
otra cosa puede suceder sino una guerra interna cuando la sospecha se instala
entre dos que tenían en la médula de su amor un mismo enemigo?
El pasado no siempre es ataúd
enterrado. Casi nunca. O casi siempre podemos decir, retorna inesperadamente a
rasgar la falsa seda.Como un cartel de neón vencido señala: aquello que fuiste
no te abandona aunque escapes. Así es para Victoria el pasado: una caja de
cartón, que llega desde décadas atrás al presente con un cartel de los
servicios de seguridad de EE.UU. El pasado es una advertencia que se nombra en
presente ¿Quién es Victoria?. La caja irrumpe en el paisaje prístino de la
escena: se abre, se rompe el cartón y una valija emerge. Y con ella objetos que
nombran otros días. La máscara de Victoria se corre, transpira, se desfigura.
La mueca de Daniel se vuelve grave. El germen del terror se instala entre ellos
como un virus. El otro está en casa y qué hacer con ello sino volverse policía
doméstico, levantar cada resto, confirmar cada huella y una persecusión entre
cuatro paredes que los llevará hasta el final.
“Tu ternura Molotov” de Gustavo Ott
construye con humor y sarcasmo una postal de la sociedad de control, la
mixofobia, el odio de clase y la imposibilidad contemporánea de reconocer al
otro. Del amor, el matrimonio y la familia como un campo minado donde un
movimiento en falso puede hacer volar por los aires la falsa tranquilidad de lo
esperable.
La
puesta dirigida por Valeria Arévalos, protagonizada por Viviana Montes y Hernán
Isusi Paz, apuesta a una efectiva condensación espacial y escenográfica donde
la riqueza de un texto desbordado, denso y plagado de metatextos
político-sociales encuentra el ritmo justo y encendido en dos actores que
componen coreográficamente la espesura de la relación entre dos cuerpos
confinados a merced de sus deseos, sus miserias y sus temores. La máscara es un
ropaje que se desintegra dejando la vida expuesta.
Ficha técnico artística
Autoría: Gustavo Ott
Actúan: Hernán Isusi
Paz, Vivi montes
Voz en Off: Fernando
Kosiner, Mariano Legaspi
Escenografía: Lucia
Lossada
Diseño de
luces: Ricardo Sica
Audiovisuales: Diego
Isusi
Sonido: Mariana
Emiliozzi
Operación de
luces: Eduardo Spindola
Asistencia
Coreográfica: Jazmín Cañete
Producción: Mariana
Emiliozzi
Dirección: Valeria
Arévalos
Clasificaciones:
Teatro, Adultos
QUERIDA ELENA
Pi y Margall 1124
Capital Federal -
Buenos Aires - Argentina
Web:
http://www.queridaelena.com
Entrada: $ 250,00 -
Domingo - 20:00 hs - Hasta el 11/11/2018