jueves, 2 de mayo de 2019


Amor y desencanto en clave de clown
sobre “Mesmo sem te tocar (Aún sin tocarte)” de Fernando Santana
por Gastón Czmuch

Leo, un artista callejero, busca incesantemente a Teresa, su gran amor. La conoció hace muchos años atrás, cuando era empleado de la Biblioteca Nacional. Entonces, para poder encontrarla, abre en su mente (y en la nuestra) un viaje en el tiempo para ir a ese primer momento exacto en el que se conocieron. Así entonces, nos narra sus desventuras con ella, como fueron esas mañanas en la oficina o los encuentros en el ascensor… y también, tras la partida de ella, como él decidió dejarlo todo para seguir a ese amor. 



 La obra nos interpela todo el tiempo, no se contenta con que como espectadores estemos sentados y observando. Ese cuestionamiento se presenta desde aspectos más formales como la construcción de un espacio ficcional que se presenta desde lo material como un espacio plenamente despojado (y que vamos rellenando a medida que avanza el espectáculo); hasta cuestionamientos directos: el actor nos obliga a ser parte de ese viaje, hasta a algunos les asigna un rol dentro de la historia (la propia Teresa, su jefe, su contrincante amoroso, el amigo y confesor).


El trabajo de Fernando Santana es exquisito: en su dramaturgia nos presenta esta historia pequeña pero plenamente poderosa en su despliegue; y como actor a través de su histrionismo y trabajo clownesco nos ayuda a construir como espectadores a esos personajes y esos espacios. La dirección de Agamenón de Abreu es certera y justa, crea climas presentados no sólo por el trabajo físico y actoral de Fernando, sino también desde su concepto espacial. El diseño de luces de Alisson de Sá y la música de Roquildes Junior y Gabriel Carneiro dan la magia necesaria que complementa el mundo creado por la dupla de Abreu – Santana. Es fuertemente destacable que lo que se produce en escena es lo suficientemente potente como para trascender la barrera idiomática.


Así este recorrido se complejiza reflexionando no sólo sobre el amor de pareja, sino también sobre la persecución de los propios sueños, la tristeza alienante de este mundo en el que vivimos, la violencia que cada vez es mayor… Nos propone una mirada sensible sobre nosotros como sociedad y nos propone escuchar con más atención al otro, porque seguramente ese otro está gritando sin sonido.

Esta obra brasilera realizó diferentes funciones en el marco del FITLA 2019 (Festival Itinerante de Teatro Latinoamericano Âmbar) entre el 10 y el 21 de abril de 2019.

Ficha técnica:
Texto y Actuación: Fernando Santana
Asistente de Dirección: Maony Reis
Dirección Musical: Roquides Junior y Gabriel Carneiro
Producción: Bergson Nunes, Danilo Cairo y Jane Santa Cruz
Diseño Escenográfico, vestuario y maquillaje: Agamenón de Abreu
Escenotécnica: Adriano Passos
Diseño de Iluminación: Alisson de Sá
Diseño Gráfico: Filipe Bezerra y Diego Moreno
Asistencia de Clown: João Lima
Preparación en canto: Marcelo Jardim
Fotografía: Diney Araújo
Apoyo coreográfico: Isis Carla
Realización de vestuario: Guida Maria y Leticia Santos
Dirección: Agamenón de Abreu


Cantamos porque el rio está sonando
sobre “A la izquierda del roble” de Pacho O’Donnell
por Gastón Czmuch


¿Cómo elegir entre tanto? A partir de esta premisa es que se arma este espectáculo, que propone un recorrido – homenaje al gran escritor uruguayo Mario Benedetti. Tomando sucesos de su vida, retazos de sus textos, fragmentos de una entrevista realizada por el propio O’Donnell es que se va elaborando este material lleno de amor y rebeldía. Inspiración para otros artistas como Pablo Milanés, Joan Manuel Serrat, Daniel Viglietti y Alberto Favero, la música traspasa los rincones de la escena.



Pacho O’Donnell, sobre el escenario, oficia un poco de maestro de ceremonias del espectáculo y nos va guiando en este camino. La música es ejecutada por el maestro Sergio Vainikoff y los temas musicales son cantados estupendamente por Marcelo Balsells. Mención aparte para María Fiorentino que transita con gran ductilidad los diferentes textos y poesías. La dirección de Daniel Marcove apunta a crear un clima intimista, para que el espectador se sienta como en el living de su casa, se relaje y se deje llevar por la emoción.


Así conocemos un poco más del Mario botija, del muchacho rebelde, del adulto comprometido políticamente, del hombre enamorado, del ser exiliado. Inevitable es no sentirse raro al escuchar textos escritos hace años y con una vigencia contundente.

En su segunda temporada, la obra se ofrece los sábados a las 20:00 en el Centro Cultural de la Cooperación (Av. Corrientes 1543 – CABA)


Ficha técnica:
Autoría: Pacho O´Donnell
Actúan: María Fiorentino, Pacho O´Donnell
Cantante: Marcelo Balsells
Músicos: Sergio Vainikoff
Diseño Escenográfico: Paula Molina
Diseño de Luces: Miguel Morales
Redes Sociales: ENdiseño
Diseño Gráfico y de Audiovisuales: Mouyon Producciones
Asistencia de Producción: Giselle Obregón
Asistencia de Dirección: Ana López
Producción Ejecutiva: Pablo Silva
Dirección General: Daniel Marcove


Siempre el agua nos queda del otro lado
Por Valeria Arévalos

Inspirada en la novela Redoble por Rancas del escritor peruano Manuel Scorza, Las guerras invisibles de Julieta Grinspan nos presenta a un pueblo que de la noche a la mañana se vio cercado y privado del acceso a la fuente de agua. Como esas luchas que se sienten lejanas pero que están más cerca de lo que parece, como esa avanzada constante del poder y el dinero por sobre la dignidad humana.


 Para contar esta historia, la dramaturga y directora elige (no podía ser de otra manera) la estética brechtiana que tan bien maneja. De este modo, por ejemplo, a través de canciones, textos proyectados en la pared y el relato en voces de las actrices y del narrador, logra ese distanciamiento necesario para alejarnos del devenir poético y sumirnos en la reflexión. La presencia de una cajita de fósforos en el público refuerza el mensaje que parece querer gritar: “¡en frente nuestro hay gente sufriendo! salgamos a quemar todo”.



Capítulo aparte merece el dispositivo escénico apoyado en un carrito lleno de “ninguneses” que recrea un sinfín de imágenes y ambientes. En el arte de crear espacios, la Compañía El Nudo es experta. Ese carro, que circula con banquitos, veletas y paraguas, lleva a cuesta mucho más que una vida en objetos, arrastra el peso del pasado, la impotencia del hoy y la inminencia de un no-futuro. El constante movimiento de ese carro acompaña el de las actrices que no se detienen a mirar el desastre impávidas y con brazos cruzados, sino que, muy por el contrario, avanzan hacia una lucha desesperanzada pero inevitable.


Ficha técnico artística