miércoles, 31 de julio de 2019


Elige tu propia aventura
sobre “¿Querés ser feliz o tener poder?” de Cecilia Propato Carriére
por Gastón Czmuch

Al ingresar el público se le asigna a cada uno un número – destino: podrás estar del lado del poder o de la felicidad. Entonces, una vez revelado de que lado estás, tendrás la posibilidad de ser el único espectador de tres monólogos. Es así entonces que, para arrancar, los espectadores deben ingresar a esta maquinaria que (metafórica y materialmente) enfrenta al poder de la felicidad. Siguiendo este enfrentamiento es que el espacio se divide en dos líneas de cubículos en donde los espectadores, de a uno y sólo pudiendo seguir la línea de poder o felicidad que le ha tocado, podrán transitar solo por tres cubículos en donde el actor sólo estará actuando para él, casi en un acto de confesión.  En el medio, irrupciones en donde vemos como se conectan estos más de 20 personajes entre ellos por unos instantes, para que luego vuelvan a su destino: la confesión uno a uno.





Este espectáculo distinto, dirigido por Cecilia Propato Carriére, que por momentos roza lo performático, nos hacen pensar como se responde esta pregunta que da título a su obra… ¿se puede elegir? ¿qué significa ser feliz? ¿qué significa tener poder? ¿no se tiene que estar empoderado para ser feliz?


Mientras todo esto sucede, de fondo se proyectan escenas de películas… recortes de otras historias, a la “Cinema Paradiso” y grandes momentos que nos recuerdan que decirle a alguien “te quiero” o “te extraño” debería ser mucho más seguido de lo que seguramente lo hacemos.


La obra está los viernes a las 22:30 en el Teatro Empire (Hipólito Yrigoyen 1934 – Capital Federal)


Ficha técnico-artística
Idea: Cecilia Propato Carriére
Dramaturgia: Cecilia Propato Carriére
Actúan: Javier Ahumada, Max Amarilla, Valentín Ambordt, Camila Paz Ballesteros, Alan Barceló, Inés Baum, Cecilia Branca, Sebastián Buzio, Silvia Dietrich, Julián Felcman, Delfina Fumiere, Hugo Gottschalk, Melina Fernández Guzmán, Natalia Herczeg, Fernando Cesar Martínez, Valentino Pla, Cecilia Propato Carriére, Matías Rombola, Santiago Saracca, Natalia Urbano, Vilma Andrea Villamil
Artistas invitados: Dominique Antoine, Santiago Barbarelli, Bruno Blasi, Edda Bustamante, Vanesa Cardella, Valeria Cardinale, Julián Cardoso, Gerardo Cardozo, Marina Cohen, Déborah Fideleff, Sofia Ganzero, Daniel Kargieman, Javier Meringer, Marisol Olmedo, Alex Pandev, Leopoldo Piazza, Felipe Ponce de León, Jerónimo Sabaté, Angie Solari, Roberto Suárez, Matías Vizcaya
Vestuario: Emma Yorio
Diseño de luces: Cecilia Propato Carriére
Canciones: Sebastián Buzio
Video: Grupo Uom, Diana Baxter, Nubia Campos Viera
Audiovisuales: Nubia Campos Vieira
Música original: Agustín Konsol
Fotografía De Escena: Chocho Medina
Asistencia de escenario: Franco Alberti
Asistencia De Piso: Chocho Medina
Asistencia técnica: Franco Alberti
Asistencia de dirección: Dabhya Salinas, Héctor Sánchez Cardillo
Producción ejecutiva: Siôn Labbé
Dirección: Cecilia Propato Carriére


Cuando el dolor se vuelve llaga
sobre “Las promesas” de Juan Andrés Romanazzi
por Gastón Czmuch

Un padre se va. Una madre que llora. Una hija que espera. Y esa promesa de volver que suspende todo. Una vida en suspenso. ¿Cómo se vuelve a la rutina diaria después de eso si nuestra vida ahora ronda en imaginar ese regreso todo el tiempo?





Un trabajo maravilloso, de una sensibilidad plena. El texto de Juan Andrés Romanazzi está plagado de imágenes y su trabajo como director irá por la pista opuesta: un montaje con nada más que con el cuerpo de la actriz y unas cajas que arman un dispositivo con leyes propias. Y allí se arma este mundo, el mundo de Georgina. De esa espera con la que todos nos sentimos identificados (¿quién no espero alguna vez algo que parecía no llegar nunca?)


El trabajo de Paula Fernández Mbarak es monstruoso, arrollador. Imposible no salir completamente aturdido. Se destaca su trabajo espacial y su relación con los objetos, una labor realmente precisa.


Una completa poesía dramática sobre heridas que no cierran, como ausencias que marcan y que, de antemano, sabemos que nos han marcado de por vida. Como dice uno de sus textos: “Yo pensé, yo pienso todo este tiempo: las promesas no son como el vino. No maduran, no se ponen buenas con el tiempo. Las promesas cuanto más se añejan más duelen y pasado un tiempo se hacen maldición. Ahí está”.

La obra está los sábados a las 20:30 en el Espacio Polonia (Fitz Roy 1477 – Capital Federal)


Ficha técnico artística
Dramaturgia: Juan Andrés Romanazzi
Actúan: Paula Fernández Mbarak
Iluminación: Leandro Crocco
Diseño de vestuario: Julia Camejo
Diseño de espacio: Julia Camejo
Fotografía: Beto Repetto, Clara Romanazzi
Diseño gráfico: Bárbara Delfino
Asistencia de dirección: Iñaki Vergara
Colaboración artística: Julieta De Simone
Dirección: Juan Andrés Romanazzi

miércoles, 10 de julio de 2019


Si se pudiese desear sin límites
Por Valeria Arévalos

En un rincón: las madres. En el otro rincón: lxs hijxs. En el medio: el amor, el deseo, los miedos, la vulnerabilidad, la fuerza, la alegría, el baile, el llanto, la bronca, los secretos, las ganas, el karaoke, el tren.



La maternidad idealizada sólo existe en los reality-shows o en las revistas. En la vida real el proceso es acompañado por dudas, errores y decisiones que forman parte del devenir madre y de saberse falible. Silvia Villazur encarna a una madre que teme y es ese temor el que la encadena al piso, pero ¿a qué le tiene miedo en realidad? Su hijo, Juan Ignacio (Guido Botto Fiora), está ahí, con ella y para ella. Está presente en su vida y la mínima posibilidad de distancia la enfrenta con la posibilidad de una profunda soledad. Entonces se equivoca, lo cuida hasta de sí mismo, le corta alas que aún no crecieron, lo aísla de un padre que no lo quiere y pretende acompañarlo al colegio cada día como símbolo de ese transitar juntxs la vida en mutua dependencia. El, sin embargo, quiere volar, desea y quiere fuerte, quiere mucho, se anima y juega, se anima y llama a ese padre, aunque la respuesta del otro lado sea el desamor, se anima y pide un deseo (y dos y tres). Se anima…y le suelta la mano a la madre, aunque sea por unas cuadras.   


Valeria (en la función que vimos, interpretada por Cali Rotondo) es la prima que viene de la Capital. Su madre también se equivoca, le encuentra un porro y decide aislarla de todo su mundo (universidad, novio, amigxs). Tanto Valeria como Juan cargan con carteles dibujados por sus madres: el Especial – la Drogadicta. Sin embargo, estxs primxs deciden asumir el peso de esos estigmas y llevarlos como una mochila más para su viaje, invertir tiempo en afirmar lo que no son sería en vano. Deciden relacionarse desde el amor y la libertad, desde la alegría y la falta de temores propio de la edad. Llenan por unos días esa casa de música y bailes, de charlas y planes. Ambxs quieren subirse a un tren y partir y ambxs lo lograrán. Juntxs y poderosxs.


Como si pasara un tren de Lorena Romanín genera un viaje a la emoción, pasando imperceptiblemente de la risa al llanto. Las interpretaciones de Villazur, Botto Fiora y Rotondo son sensibles y exactas, se nota el trabajo detrás de la obra. Todo el dispositivo escénico nos invita a ingresar a ese living y disfrutar de una historia única y, a la vez, una historia como tantas otras.

Ficha técnico artística


La mirada envuelta en el devenir de mente. Sobre “Play. El juego de la mirada, el punto y el viento”


La mirada envuelta en el devenir de mente
Sobre “Play. El juego de la mirada, el punto y el viento”

Por Vivi Montes



Una voz solicita apagar los celulares y anuncia el comienzo próximo de la experiencia. No una obra, no una función, no un espectáculo, sino una experiencia. Oscuridad. Se oyen algunos sonidos y frente a los ojos expectantes de la platea se proyectan los credits  de la obra. Momento… el teatro no tiene créditos iniciales, eso es cosa del cine, la proyección entre onírica y espectral de imágenes mediante un haz de luz también, pero… momento… también hay cuerpos en escena, un hombre detrás de las letras y objetos proyectados yace agonizante en una cama. La intermitencia entre luz y oscuridad crea un clima magnífico para lo que está por venir.

Un viaje onírico por la vida que pasa ante los ojos de quien se encuentra en la antesala de la muerte envuelve a todxs lxs presentes en una experiencia alucinante. Intérpretes e imágenes se yuxtaponen e interactúan con precisión, el plano sonoro intensifica la vivencia y de pronto, irrumpe el vacío. La ausencia visual potencia otros sentidos creando un momento único para completar esta inmersión en un juego que nos muestra que el teatro siempre puede ser un multiplicador de mundos y una apertura a universos fascinantes.


Ficha artístico técnica:

Performers (por orden alfabético): Lautaro Cianci, Luis Garbossa, Sara Mabbi, Martina Malano
Idea y Dramaturgia: Ernesto Pombo
Coreografía: David Señoran
Asistencia Coreográfica: Virginia Rossi
Video y Música Original: Ernesto Pombo
Diseño de Iluminación: Ernesto Pombo
Asesoramiento de Iluminación: Fernando Chacoma
Voz de Madre: Sol Hanine
Diseño y Realización de Vestuario: Laura Sol Torrecilla 
Fotografía: Adrián Arellano
Redes: Sebastián Cabello
Prensa: Simkin & Franco
Producción: Ernesto Pombo
Asistencia de Producción: Anasofía Huerta Flores 
Dirección General: David Señoran, Ernesto Pombo

Un espectáculo de Buenos Aires Teatro y Multimedia y Compañía David Señoran

Funciones: Sábados 23:30hs.
Hasta Trilce Teatro (Maza 177 – CABA)


Nada es lo que parece
sobre “La habitación de Verónica” de Ira Levin
por Gastón Czmuch

Susan y Larry, una pareja de jóvenes, van a pasar un día en un pueblo a las afueras de la gran ciudad. Dentro de un restaurante, una pareja mayor se les acercan anonadados por el gran parecido entre Susan y una chica llamada Verónica que murió hace años. Ellos, el Sr. y la Sra. Mackey, son el jardinero y la ama de llaves de esta familia. Es allí en donde los Mackey le piden a Susan que les conceda un gran favor: que los acompañe hasta la antigua mansión y, una vez allí, encarne durante una sola hora a Verónica. Le hacen este pedido para aliviar el sufrimiento del último miembro sobreviviente de esta familia: Cissie, la hermana de Verónica que ahora, vieja y senil, cree que sigue viviendo en el pasado cuando Verónica todavía estaba viva y se pregunta porque no acude a hablar con ella y a visitarla… el Sr. y la Sra. Mackey piensan que sería un enorme gesto de Susan para con esta pobre mujer que nunca ha aceptado que su hermana este muerta.



A partir de este momento la obra comenzará a retorcerse. Como en un juego de cajas chinas infinitas, la fábula dará giros completamente inesperados para el espectador que tensionan cada vez más la trama. Si bien las actuaciones son muy buenas, se destaca plenamente la histrionismo de Esther Goris, y la ductilidad de Florencia Otero (quien además está prácticamente toda la obra en escena), la precisión de Horacio Roca y los diferentes matices en el trabajo de Adrián Lazare.

La obra se ofrece los martes a las 21:00 en Teatro Picadilly (Av. Corrientes 1524 – CABA)


Ficha técnico artística
Autoría: Ira Levin
Actúan: Esther Goris, Adrián Lazare, Florencia Otero, Horacio Roca
Pelucas: Fabián Sigona
Diseño de vestuario: Pablo Battaglia
Diseño de luces: Gisela Marchetti
Música original: Martin Bianchedi
Fotografía: Nacho Lunadei
Prensa: Ximena Goldenberg
Producción ejecutiva: Ramiro Pasini
Producción: Diego Feldman, José María Gómez Santa Cruz
Asistencia De Producción: Bianca Carretino
Coordinación de producción: Gustavo Enrietti
Dirección: Virginia Magnago

martes, 9 de julio de 2019

Una que aprendamos todxs… pa’ que sea lindo vivir en la ciudad Sobre “Purolucro rompe todo”


Una que aprendamos todxs… pa’ que sea lindo vivir en la ciudad

Sobre “Purolucro rompe todo”



Por Vivi Montes




En la adorable Querida Elena  (Pi y Margall 1124 – CABA) se acaba de estrenar un infantil que invita a todxs, sin distinción de edad, a asumir que podemos hacer algo para mejorar el espacio que habitamos. Partiendo de algo chiquito como modificar hábitos en nuestra casa para reducir la basura que desechamos y reciclar más, manteniendo limpias las calles o la plaza de nuestro barrio o cuidando las plantas que nos rodean, podemos entre todxs construir un mundo mucho mejor.


La historia se narra con las bellas palabras con las que Ricardo Talento escribió la obra Purolucro rompe todo y con la simpleza de los mensajes potentes. La puesta, a cargo de Valeria Arévalos, fue pensada para transmitir el mensaje fuerte y claro, porque no solo en las casas y en las calles hay que hacer algo diferente, el teatro también puede hacerlo; entonces la escenografía y los vestuarios se construyeron reciclando materiales como plástico y cartón. Completan el equipo tres personajes encantadores y la música en escena de Mariana Emiliozzi. Los personajes sintetizan los diversos modos de ser en la ciudad, la altruista Serafina (Lucía Rossi) dispuesta embellecer con brotecitos de su hermosa planta Dorotea las plazas de la ciudad, el peligroso Purolucro (Hernán Isusi Paz) que en todo ve una posibilidad de negocio y su ambición va destruyendo todo a su paso, e Inocencia (Laura Silberberg) que nos demuestra que a pesar de la locura de la vida en la ciudad hay seres bondadosxs dispuestos a torcer sus planes y a hacer el bien.



El resultado: un colorido mundo que atrapa las miradas de lxs chicxs, una divertida propuesta para tener en cuenta los próximos fines de semana y un lúdico modo de aceptar que si queremos un planeta más lindo y más sano somos lxs responsables de hacer las cosas mejor.

Y encima… te llevas de regalo una plantita… ¿qué más se puede pedir?










Ficha artístico-técnica:
Autor: Ricardo Talento
Purolucro: Hernán Isusi Paz
Inocencia: Laura Silberberg
Serafina: Lucía Rossi
Música: Mariana Emiliozzi
Vestuario: Humberto Rizzo
Maquillaje: Sandra Alaimo
Escenografía: Valeria Arévalos, Yamila Ramundo y Mariana Emiliozzi
Objetos: Valeria Arévalos
Producción: Mariana Emiliozzi
Dirección: Valeria Arévalos

Funciones sábados y domingos 16hs.
Querida Elena (Pi y Margal 1124 - CABA)

lunes, 8 de julio de 2019


Ese alguito que late en el pecho
sobre “El jolgorio de los Santos” de Alejandro Lifschitz
por Gastón Czmuch

En un pueblito rural mejicano, en un tiempo que podría ser este u otro anterior, estamos por asistir a los festejos del 2 de noviembre: el día de todos los muertos. Este pueblo, para conmemorarlo, organiza un concurso de altares entre las distintas vecindades que lo integran. Y allí es que nosotros estaremos junto con la vecindad del Pasaje: ellos no quieren participar para no volver a ser derrotados nuevamente por sus eternos contrincantes, los de la vecindad del Boulevard. Y hasta ya lo habían decidido, no tienen talento para volver a presentarse. Pero todo cambia cuando, mediante carteles pegados por todos lados, los ganadores se burlan y hieren el orgullo de nuestros protagonistas. Es así como, con la ayuda de un artista que ha regresado al pueblo, deciden participar una última vez para limpiar su honor.



La propuesta dramatúrgica es muy interesante, ya que detrás de la fábula aparece toda otra discusión, que no define plenamente… Como si el propio texto arrojara preguntas que se van instaurando nos hace pensar en cómo, en este momento post caída de los grandes relatos el arte ya habla de sí mismo olvidando otras conexiones ancestrales y rituálicas, quienes son los que juzgan a la obra de arte: un jurado de críticos, el público o el propio artista como hacedor único de su obra, y si es necesario que la obra siempre de cuenta de sí misma para poder instaurarse como tal hoy día. Y, aunque todo esto nos vaya interrogando a lo largo de la pieza, esta no pierde su pista, logrando un final lleno de ternura y emoción.


Las actuaciones acompañan el tránsito que hacemos como espectadores en este viaje, en este homenaje a nuestros seres queridos que ya no están, entre jolgorio, ternura y mezcalito. Se destaca fuertemente la presencia musical que ayuda a atinar con los climas de la obra.


 En su segunda temporada, la obra se ofrece los sábados a las 22:30 en Fandango Teatro (Luis Viale 108 – CABA)


Ficha técnico artística
Dramaturgia: Alejandro Lifschitz
Actúan: Juan Aráoz de Cea, Osvaldo Djeredjian, Ailín Hercolini, Alejandro Lifschitz, Olave Mendoza, Ariel Moldes, Álvaro Moya
Vestuario: Adela Diaz
Escenografía: Adela Diaz
Iluminación: Jessica Tortul
Fotografía: Daniel Watanabe
Diseño gráfico: Juan Aráoz De Cea
Prensa: Carolina Reznik
Dirección: Alejandro Lifschitz y Gustavo Slep


Noche de chicas
sobre “Todo fue agua” de Leo Azamor y Augusto Patané
por Gastón Czmuch

Mercedes, en medio de una licencia en su trabajo, decide reacondicionar el jardín de invierno de la casa de Elena, su madre. En una noche de tormenta, aparece en la casa Lucía, quien se presenta como una alumna de Mercedes y con la imperiosa necesidad de hacerle algunas preguntas. Entonces, Elena y Candela, hermana menor de Mercedes, insistirán en que la joven extraña se quede hasta que la temporal haya pasado. El agua arrasa y purifica. Nada será igual.


El texto de Leonardo Azamor y Augusto Patané es realmente efectivo, apelando a la intriga va jugando con la atención del espectador y haciendo crecer su interés para ver cómo se resolverá todo lo dispuesto en escena.  La dirección, a cargo del propio Azamor, dispone un espacio con pocos elementos pero que, a lo largo del devenir, van colaborando para que se desarrolle el campo poético de la pieza.

Las actuaciones tienen un nivel realmente muy parejo, y con su histrionismo ayudando a transitar los diferentes momentos de la pieza. María Colloca en su papel de la madre le aporta desenfado a ese rol, Sofía Nemirovsky mucha frescura y contrapunto de tensión a la historia que cuentan Julia Dorto y Franca Boletta.

Se destaca el trabajo en el diseño de vestuario a cargo de Lidia Navarro y el diseño de iluminación a cargo de Diego Becker.

En su segunda temporada, la obra se ofrece los jueves a las 21:00 en DelBorde Espacio Teatral (Chile 630 – CABA)


Ficha técnico-artística
Autoría: Leonardo Azamor, Augusto Patané
Actúan: Franca Boletta, María Colloca, Julia Dorto, Sofia Nemirovsky
Diseño de Vestuario: Lidia Navarro
Escenografía: Martín Córdoba
Diseño de luces: Diego Becker
Fotografía: Mariano Campetella
Diseño gráfico: Sabrina Lara
Dirección: Leonardo Azamor

martes, 2 de julio de 2019

El semblante del mal. Sobre “Potestad” de Eduardo Pavlovsky


El semblante del mal

Sobre “Potestad” de Eduardo Pavlovsky
Dirección: Norman Briski


Por Vivi Montes

¿Cómo reconocer a un monstruo? ¿Qué signos buscar en su rostro monstruoso? ¿Qué rasgos en su cotidianeidad? Queremos malos evidentes, exigimos reconocerlos a primera vista. Pero, qué pasa cuando la construcción de esos personajes abominables no se rige por los postulados de la evidencia maniquea, qué sucede cuando el teatro nos enfrenta con el miedo a confundirlos.

Potestad instaló polémica desde el primer instante de su aparición en plena reapertura democrática y despliega hoy una cantidad inmensa de interrogantes. La puesta conmueve formas y presupuestos instalando en un escenario inmenso a una mujer. Una mujer con una máscara foránea narra al hombre detrás del apropiador. Se desplaza deslizándose por el espacio escénico y por la historia, sobre una pila de cadáveres amontonados, imponiendo al espectador una distancia significativa.

María Onetto expone un trabajo de una rigurosidad extrema y una ejecución impecable que dialoga efectivamente con la osada creatividad de Briski envuelta en el bellísimo vestuario diseñado por Renata Schussheim y enmarcada en sutiles juegos que, entre lo escenográfico, lo sonoro y lo lumínico completan un universo maravilloso.

Seguramente no haya un sentir unívoco en relación a la puesta de Briski porque se trata de una propuesta provocadora, que subvierte todas las formas clásicas, la de la obra de Pavlovsky en primer lugar, luego la del tradicional Teatro Noh japonés. En ese subvertir, esta puesta de Potestad resulta en una confluencia de estéticas, en el encuentro de oriente y occidente, de lo femenino y lo masculino, de lo vivo y lo muerto; y la confusión temporal… antes, ¿antes cuándo? ¿ahora cuándo? Ahora que pretenden negar el pasado, ahora que todavía nos falta restituir la identidad de cientos de hombres y mujeres que fueron los niños y niñas robadxs ayer.

Ahora, Potestad, convocando la aproximación de universos dispares para volver a poner sobre la mesa/escena la discusión que no cesa (no debe cesar, sobre todo ahora) sobre el semblante que enmascara el mal y lo disfraza de “normal”. Ahora, Potestad, para no olvidar, no perdonar, no reconciliar y sobre todo, para no ser cómplices de una trágica repetición.


FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA:

Elenco: María Onetto
Vestuario: Renata Schussheim
Escenografía: Leandro Bardach
Diseño sonoro y música en vivo: Tomás Finkelsztein
Entrenamiento y asistencia en traspolación de teatro noh: Daniela Rizzo
Realización Escenográfica: Guillermo Bechthold, Ignacio Lang y Fernando Neumann
Realización Vestuario: Jorge Maselli y Cristina Tavano
Fotografía: Catriel Remedi
Comunicación y prensa: Mutuverría PR
Asistencia de dirección: David Subi
Dirección: Norman Briski
DEPARTAMENTO DE PRODUCCIÓN TEATRAL:
Coordinación general: Florencia Pereiro
Dirección artística y Producción ejecutiva: Marcelo Melingo y Horacio David
EQUIPO TÉCNICO:
Director técnico: Diego Smolovich
Sala: Christian Martorel y José Mingoranze
Escenario: Luis Vargas y Mariano Katz
Luces: Emiliano Huala
Sonido: Emilio Nícoli

Funciones: Jueves a las 21 y Sábados 22.30hs
En Caras y Caretas 2037 - Sarmiento 2037, CABA