jueves, 28 de marzo de 2019

Alimentar el alma
sobre “De ilusiones se vive” de Paula Marrón
por Gastón Czmuch


Muchas veces la vida nos lleva puestos. El trajín diario y la rutina nos alienan, nos mecanizan. Nos hacen olvidar que esos momentos de felicidad que no procuramos se nos escapan. John Lennon inmortalizó la frase: “La vida es lo que sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes”. Esta contundente reflexión nos lleva a pensar en que vivimos más preocupados por otras cosas (mayoritariamente del futuro que no podemos manejar) en vez de estar presentes en este aquí y ahora que nos toca, en disfrutar de esto y en ver cómo hacemos para cumplir nuestros sueños… En vez de ver todo lo que no tenemos. Entonces, aparece. Aparece una luz, esa luz de la esperanza que nos ilumina… O nos devuelve la imagen de tal cual somos. Un nuevo objetivo nos da fuerzas y nos ayuda a tolerar la monotonía que antes ya no soportábamos.



De ilusiones se vive es la historia de Chela, una señora de edad avanzada que está internada en un hospital. Está sola y espera. Pero también es la historia de Armando, un joven humilde, que la visita con regularidad. No queda claro cuál es el vínculo que los une, pero tampoco importa. Se acompañan. Chela reclama libros, un termo. Pero también espera atención y cariño. “¿Por qué nos cuesta tanto dormir cuando estamos solos?” Chela pregunta. Y allí se abren, con esta, más preguntas que indagan este vínculo, que indagan más allá de ellos también. Y luego, la carta: una invitación de la Municipalidad de 9 de Julio para bailar en una fiesta municipal. Como figura destacada de la cultura, Chela es invitada a engalanar la ceremonia; y esta le pide a Armando que la acompañe en esta travesía.


En palabras de la propia autora “Cuando terminé de escribir De ilusiones se vive alguien me preguntó por qué había escrito una obra sobre la muerte. Siempre me quedó resonando esa pregunta. En realidad, escribí sobre la vida, pero lo hice desde el fin, desde el final de una vida que no quiere dejar de ser.  De ilusiones... trata de deseos, pasiones y sueños. Una historia de vínculos y de esos vínculos que no se pueden encerrar en palabras, sino que simplemente son.”

El trabajo de los actores es consistente a lo largo de la pieza, y sostienen entre tangos a capella y risas, la ternura de este vínculo. Se destacan el diseño espacial (a cargo de José Escobar) y el diseño de luces (a cargo de Ricardo Sica) que enmarcan los diferentes climas por los que atraviesa la obra.

La obra está los domingos a las 20:00 en El Camarín de las Musas (Mario Bravo 960 – Capital Federal)


Ficha técnica:
Dramaturgia: Paula Marrón
Actúan: María De Cousandier, Fausto Guerra
Diseño de vestuario: Julia Moretti
Diseño de espacio: José Escobar
Diseño de luces: Ricardo Sica
Fotografía: Paula Marrón
Diseño gráfico: Leandro Torres
Asistencia de dirección: Jimena Palma
Prensa: Correydile Prensa
Producción ejecutiva: Paula Marrón

Dirección: Paula Marrón

martes, 26 de marzo de 2019

El peso de la amistad
sobre “Bañarse” de Laura Fernández
por Gastón Czmuch

Se dice que la amistad todo lo soporta, por eso se transforma en la familia que uno elige. Esos lazos hacen que se pueda resistir, por ese otro, momentos de mucho dolor.




Un grupo de cinco amigas y un pacto: se reúnen en un lugar alejado para acompañar la agonía de una de ellas. Estando allí, hasta queman sus cosas. Se borra todo. Fue su pedido. Y todas estuvieron de acuerdo. Esa espera se vuelve cómica, se vuelve trágica, se vuelve filosófica, se vuelve trascendental. Y entre canciones de Shakira y George Harrison, frutas y mentiras piadosas va pasando el tiempo, aunque no importe ya cuanto tiempo. Caminamos todos hacia ese final. El agua como elemento purificador nos ronda, en esa tormenta inventada (como necesidad existencial) hasta en esa canilla que se oye o la ducha de la propia agonizante, para acercarse limpia a la muerte.


El texto de Laura Fernández es un hallazgo, ya que presenta una potencia en lo vincular que es arrolladora. Y sumado a su propia dirección y puesta en escena, hacen de este texto una propuesta contundente. Lo simple y minimalista son los rasgos que se destacan: no hace falta decir mucho para decir mucho.


El trabajo de las cinco actrices es sólido, picante, preciso. Son las encargadas de llevarnos a este viaje que, como esos personajes, a veces no queremos que continúe. Tanto la escenografía de Cecilia Zuvialde, el vestuario de Lara Sol Gaudini, como el diseño de luces de Estefanía Pietrkowski son precisos: colaboran en todo sentido con la idea de poner en el centro esta historia. Lo mismo sucede con el diseño espacial, que toma la geografía del propio Vera Vera y lo hace propio, lo que lleva a que el espectador se sienta espiando esta historia y pueda hasta sentirse parte.


En su segunda temporada, las funciones son los sábados a las 12 del mediodía en Vera Vera Teatro (Vera 108 – Capital Federal)


Ficha técnica:
Actrices: Mercedes Ferrería (Ana), Maite Mosquera (Clara), Larisa Novelli (Nuria), Daniela Salerno (Inés), Andrea Varchavsky (Lorena)
Diseño de Escenografía: Cecilia Zuvialde
Diseño de Luces: Estefanía Pietrkowski
Diseño de Vestuario: Lara Sol Gaudini
Diseño Gráfico: Paloma Da Costa
Fotografía: Selene Scarpiello
Prensa: Correydile
Asistente de Dirección: Bárbara Bonfil
Dramaturgia y Dirección: Laura Fernández
Duración del espectáculo: 50 minutos
Fan Page: Bañarse

Twitter / Instagram: @baniarse

domingo, 11 de noviembre de 2018


Eso que explota y no es un corazón.
Sobre “Tu ternura Molotov de Gustavo Ott”
Por Gabriela Pignataro 

¿Cuál es el rostro del terror? ¿El cuchillo ensangrentado, la bala, la cabeza cortada? ¿Cuál su fiesta, su traje, su ficción útil? Si el terror medieval fue grotesco pero puro cuerpo, pura carne: tangible, faz sin velo y el terror moderno toda huella del Leviatán...¿Qué gesto tiene el miedo en la posmodernidad? A distancias de los ahorcamientos públicos y los degüellos, el terror contemporáneo se ejerce en íntimos filos. Agazapados. Veloces. Intermitentes. Y no por ello más débil, por contrario, un temor líquido que se derrama y filtra en cada espacio de subjetivación. El control se cierra cada vez más sobre el propio cuerpo, la propia historia. Y sobre el otro.



        Un espacio escénico despojado: blanco y negro, formas puras, objetos geométricos apilados. Encastrados, pero que a la vez deslizan la inestabilidad en sus aristas. Todo el juego escenográfico es una partitura que dibuja una línea que lentamente comienza a desconfigurarse: las cajas se desplazan, anidan, sostienen a los cuerpos y también ocultan los residuos. En este universo meticuloso y descarnado (hay planos y vacíos, superficies lisas, una complexión cromática de valores netos) Victoria y Daniel parecen ser dos a quererse. Están allí desprovistos de vestuario ampuloso, sin ornamentos, en bata, pero nada hay de distensión en la relación que se abre: máscaras blancas cubren sus caras. Victoria y Daniel se comunican desde la leve protección de la máscara, que simula en apariencia, igualarlos.Una pareja en bata, gestos blanquecinos a la luz de una búsqueda común: tener un hijo. Varón. Porque varón conviene. ¿A qué? Al tiempo que corre, al mundo que existe, a la idea preconcebida de una familia protocolar. Correcta, normal, de gente bien. No como otros. La urgencia de la prole, de convertirse en lo esperable para un momento de la vida es un parámetro en el índice del éxito. Ambos tienen trabajos donde son reconocidos, dónde están rodeados de imbéciles: esos otros que no son un nosotros. Victoria y Daniel se erotizan, se romantizan en ese odio común, en la imposibilidad de alteridad hacia lo que es diferente: construyen su épica desgastada, hasta patética, pisando cabezas imaginarias. Pero si hay una cierta lujuria que ebulle en rumiar la desgracia ajena, ¿Qué otra cosa puede suceder sino una guerra interna cuando la sospecha se instala entre dos que tenían en la médula de su amor un mismo enemigo?

 
         
   El pasado no siempre es ataúd enterrado. Casi nunca. O casi siempre podemos decir, retorna inesperadamente a rasgar la falsa seda.Como un cartel de neón vencido señala: aquello que fuiste no te abandona aunque escapes. Así es para Victoria el pasado: una caja de cartón, que llega desde décadas atrás al presente con un cartel de los servicios de seguridad de EE.UU. El pasado es una advertencia que se nombra en presente ¿Quién es Victoria?. La caja irrumpe en el paisaje prístino de la escena: se abre, se rompe el cartón y una valija emerge. Y con ella objetos que nombran otros días. La máscara de Victoria se corre, transpira, se desfigura. La mueca de Daniel se vuelve grave. El germen del terror se instala entre ellos como un virus. El otro está en casa y qué hacer con ello sino volverse policía doméstico, levantar cada resto, confirmar cada huella y una persecusión entre cuatro paredes que los llevará hasta el final.     
Tu ternura Molotov” de Gustavo Ott construye con humor y sarcasmo una postal de la sociedad de control, la mixofobia, el odio de clase y la imposibilidad contemporánea de reconocer al otro. Del amor, el matrimonio y la familia como un campo minado donde un movimiento en falso puede hacer volar por los aires la falsa tranquilidad de lo esperable.


La puesta dirigida por Valeria Arévalos, protagonizada por Viviana Montes y Hernán Isusi Paz, apuesta a una efectiva condensación espacial y escenográfica donde la riqueza de un texto desbordado, denso y plagado de metatextos político-sociales encuentra el ritmo justo y encendido en dos actores que componen coreográficamente la espesura de la relación entre dos cuerpos confinados a merced de sus deseos, sus miserias y sus temores. La máscara es un ropaje que se desintegra dejando la vida expuesta.

Ficha técnico artística
Autoría: Gustavo Ott
Actúan: Hernán Isusi Paz, Vivi montes
Voz en Off: Fernando Kosiner, Mariano Legaspi
Escenografía: Lucia Lossada
Diseño de luces: Ricardo Sica
Audiovisuales: Diego Isusi
Sonido: Mariana Emiliozzi
Operación de luces: Eduardo Spindola
Asistencia Coreográfica: Jazmín Cañete
Producción: Mariana Emiliozzi
Dirección: Valeria Arévalos
Clasificaciones: Teatro, Adultos

QUERIDA ELENA
Pi y Margall 1124
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Web: http://www.queridaelena.com
Entrada: $ 250,00 - Domingo - 20:00 hs - Hasta el 11/11/2018



viernes, 19 de octubre de 2018

Oídos sordos, palabras… ciertas. Sobre “El loco y la camisa”


Oídos sordos, palabras… ciertas
Sobre “El loco y la camisa”

Por Vivi Montes


De inicio la puesta nos introduce en la cotidianeidad de una familia de zona sur. Madre padre, una hija y un hijo. La incomunicación es una constante en la dinámica familiar, la escucha no se traduce en el entendimiento de las palabras del otro. A la vista del espectador, las situaciones que suscita la incomprensión varían en intensidad movilizando diversos sentimientos; la comicidad impregna varias escenas, pero no falta el impacto que le imprimen a la obra el factor sorpresa y la irrupción de la violencia en algunos momentos puntuales.

Algo es diferente ese día al que asistimos, el novio de María Pía, la hija, será presentado a la familia. La introducción de este Otro, que viene de afuera, profesional, de zona norte, de familia “bien”, desata el conflicto en un in crescendo que no da respiro hasta el final de la obra. El personaje que motoriza “las verdades” familiares es Beto, el hijo, el loco. Él expone ante todos lo silenciado, lo oculto, lo conscientemente ignorado e implica a los restantes integrantes de la familia, desnuda sus miserias usando las palabras justas. Entonces provoca el repudio histórico que sufren los portadores de verdades, desde Tiresias hasta nuestros días, los que saben, los que ven y tienen el valor de decir en un mundo que prefiere estigmatizar y bloquear la escucha antes que aceptar  algunas palabras ciertas.

El loco y la camisa es prueba de la consolidación del trabajo teatral que tiene continuidad, llevan ya 9 años en cartel en distintos escenarios. Todo el juego crece hasta estallar en la interacción de los personajes entre sí y con el texto; la dramaturgia y las actuaciones son los elementos fuertes que construyen y sostienen esta gran puesta.


Ficha artístico técnica:
Elenco: Soledad Bautista, (María Pía, la hija) / Gabriel Beck, (Beto, el hijo) / José Pablo Suárez, (Mariano, el novio) / Ricardo Larrama, (José, el padre) y Lide Uranga, (Matilde, la madre)
Diseño escenográfico: Luciano Stechina / Diseño gráfico: Clara de Olano / Prensa & Difusión: Simkin & Franco / Fotografías: Camile Fourcaud
Dramaturgia: Nelson Valente (diálogos en colaboración con los actores)
Dirección: actualmente a cargo de los actores

Funciones octubre - noviembre: martes 20.30 hs
Dónde: Teatro El Picadero.
Dirección: Pasaje Santos Discépolo 1857, C.A.B.A.

jueves, 11 de octubre de 2018

Entrevista a Samira Hermanos


Entrevista a Samira Hermanos
Por Vivi Montes
1.      ¿Cuál es la historia de los Samira Hermanos?
Los integrantes de Samira Hermanos nos conocimos entrenando en un taller de clown. Fuimos compañeros durante tres años o más, en la que fue una experiencia de formación tremendamente reveladora en la actuación y en lo humano. En ese taller, periódicamente hacíamos muestras o clases con público que resultaban muy estimulantes. Llegó un momento en que algunos de quienes integrábamos ese taller sentimos unas ganas muy fuertes de generar otros espacios de creación y donde mostrar lo que hacíamos, más allá de las muestras o clases abiertas del taller. Así fue que, de algún modo, nos auto-convocamos. Comenzamos a reunirnos por fuera del horario del taller, en una sala que alquilábamos. Y allí, semana a semana, comenzó a gestarse una suerte de laboratorio de actuación, en el que de manera colectiva –sin un profesor ni director - improvisábamos a partir de alguna idea, movimiento, propuesta, e íbamos encontrando y desarrollando personajes o incluso pequeñas escenas. Eso fue en septiembre de 2015 y desde ese momento a hoy no paramos. Literalmente, no paramos (salvo algunas semanas de enero!).


2.      ¿Cómo piensan o sienten el clown?
Ser payaso es como quitarle al mundo, por un momento, la máscara de la solemnidad. Como izar la bandera de la rebeldía, porque el rebelde cuestiona, provoca, conmueve. El payaso es un rebelde. Como un fuego. Como un niño. Su única excusa es el deseo, avalado por la nariz roja. La máscara más pequeña que, paradójicamente, desenmascara. Una máscara para acercarse al otro y llevarlo a descubrir otra mirada de sí mismo, y de la vida. Después, por supuesto, a ese espíritu, se le agregan los condimentos técnicos del lenguaje teatral.  




3.   ¿Cómo armaron “Le fin infinité”?
Este espectáculo lo veníamos buscando de algún modo desde el inicio mismo del grupo, sin darnos cuenta. Hace tiempo que veníamos con la idea de crear una obra de clown, generar un espectáculo que superara el formato de varieté. No porque nos disguste ese formato sino porque sentíamos que algo en común empezaba a tejerse entre los personajes y sus mundos, y queríamos revelarlo y explorarlo. Hasta hace poco Samira Hermanos no trabajaba con alguien que cumpliera el rol de dirección. Entonces, todo el trabajo presentado ha sido realmente una creación colectiva, dirigida colectivamente. Todo lo construimos y decidimos a partir de la mirada de todos los integrantes. En este quehacer colectivo a lo largo de estos tres años fuimos probando distintas formas de trabajo: encuentros de pura improvisación, ensayos planificados, filmar y ver los ensayos, sentarnos a escribir, rotar en el rol de directores, etc. Finalmente, siempre decantó la mirada colectiva, la construcción común. La verdad es que ha sido una experiencia muy rica para todos, de la que estamos muy orgullosos. Como parte de ese proceso, este año sentimos que era momento de contar con una mirada externa e integral que nos ayudara a cerrar la obra como tal. Por eso convocamos a dos colegas (Walter Vázquez y Mauro Vuoto) para que asumieran un lugar de dirección. Sin dudas han sido la valiosa pieza que faltaba para llegar a la obra que tenemos hoy. Además, incorporamos un equipo que se ocupó del diseño de luces y del diseño y realización de la escenografía y vestuario.  

4.   A diferencia del teatro clásico, ustedes trabajan mucho con el público. Podría decirse que el público está bastante integrado en la función, ¿cómo es esa relación con la platea?
Siempre el teatro es con el público. Sin embargo, el clown permite más que ninguna otra técnica y lenguaje la comunicación abierta, el juego, el encuentro directo. Somos payasos, entre otras cosas, porque nos permitimos jugar con lo que sucede ahí mismo, con lo que se presenta tanto en escena como desde el público. Nos animamos a romper esa famosa cuarta pared (de la que siempre deberíamos dudar) para tomar lo que el público ofrece, jugar con eso, y devolverlo multiplicado y transformado. No es fácil. Es todo un desafío y una responsabilidad, porque quienes estamos en escena, proponiendo el juego, en definitiva, somos nosotros, los actores/clowns. Además, cada escena y la obra tienen su estructura y su recorrido, entonces lo interesante de jugar con el público es poder desviarnos de ese recorrido para luego volver a él. Volver a contar lo que queríamos contar, pero con la energía y los matices que se acumularon en esa interacción tan directa y espontánea con quienes nos están mirando - y no sólo mirando. Porque el público no sólo mira; probablemente también mientras nos ve siente, piensa, recuerda, acumula, se mueve, se le mueven cosas adentro… y mucho de eso se exterioriza. Está en nuestra sensibilidad como payasos detectar ese movimiento y tomarlo para potenciar lo que ofrecemos desde el escenario. Así que, resumiendo, esa relación para nosotros es fundamental, absolutamente necesaria.

 
5.   Como grupo tienen una base musical muy fuerte que se expresa sólidamente en la escena y se traslada, incluso, a la composición de los personajes, ¿cómo es la relación entre ese universo musical y la palabra hablada a la hora de encarar el trabajo de composición del espectáculo?
Los payasos siempre buscamos con qué jugar. Jugamos con el propio cuerpo, con objetos, y también con los sonidos y la música. Así es que la música fue ingresando naturalmente, como un elemento más que se ponía en juego, en ese “laboratorio” que fueron los ensayos. Las melodías improvisadas en la guitarra o los sonidos desde el teclado o algún instrumento de percusión, así como las voces, empezaron a tener su lugar en las improvisaciones que luego dieron lugar a las escenas. Así, todo se fue fusionando en pos de generar una atmósfera que sostenga y potencie la escena.

6.   ¿Algo más que nos quieran contar?
Bueno, que ahora estamos presentando Le fin infinité, todos los viernes de octubre a las 22.30hs en la sala Marechal de la Universidad Nacional de las Artes (Sede French 3614). Probablemente en noviembre y diciembre agreguemos funciones en otra sala. Les iremos informando de nuestras presentaciones en nuestra página de Facebook (Samira Hermanos) e Instagram (samirahermanos).
Por último, rescatar el valor del teatro independiente en tanto manifestación de y refugio para todas las expresiones posibles de este arte hermoso que es el teatro.




7.   Una de las ideas de este espacio es crear una red más amplia que la que pueda abarcar nuestra propia mirada Mirona, así que les proponemos que nos recomienden alguna/s obra/s que estén en cartel y les parezcan imperdibles.
Es una pregunta difícil porque es muy personal. Pero podríamos decirte que a todos los que integramos Samira Hermanos nos han gustado mucho los trabajos de Tamorto (de Jorge Costa), Othelo (de Chamé Buendía) y Terrenal (de Mauricio Kartun), obras que ya llevan varias temporadas en cartel. ¡Las recomendamos!

¡Gracias Samira Hermanos por compartir sus historias, miradas y reflexiones con nosotrxs!



lunes, 8 de octubre de 2018

La historia como comedia. Sobre “La juria: comedia gaucha”


La historia como comedia
Sobre “La juria: comedia gaucha”

Por Vivi Montes

Revisitar la historia es cosa seria. Obliga a enfrentar preguntas sobre qué narrar, cómo hacerlo, cómo componer los personajes y a través de qué elementos teatrales. En el caso de La juria, la elección histórica es sumamente atractiva, se toma como nodo el aditamento amoroso que nutre la historia entre el “Chacho” Peñaloza y el “Tigre” Quiroga, que por cierto son personajes poco frecuentados en las páginas de la historia canónica.

Entonces, allí tenemos algunas primeras decisiones que La Juria asume: rescatar personajes valiosos pero poco visibles desde la óptica oficial y cruzar su historia con la Historia, ubicándolos como parte de un triángulo amoroso que mucho dice, también, sobre los modos de relacionarse, perspectiva de género mediante, cuando la mujer  (o la niña) es tan solo una prenda, un objeto de obligada obediencia.

Otra de las decisiones valerosas de esta puesta supone el desafío de encarar el relato desde el humor. Y el desafío se cumple airosamente, el público ríe de cabo a rabo sin que se desdibujen los valores con que la pieza intenta calar el ánimo de lxs espectadores e interpelarlo reflexivamente. La Juria recupera ciertos recursos e imágenes del teatro popular de larga data en la escena nacional, integrando el chiste inocente, sencillo pero eficaz con un entramado complejo que conjuga la idea de una patria libre, federal y más justa con la intimidad de los sentimientos de los protagonistas.

Destacan, en la puesta en escena de este conjunto de decisiones acertadas, el texto, el diseño del espacio y la dirección de Rodrigo Tanoira; las versátiles actuaciones de Gonzalo Almada y Juan Pablo Raele. Ambos se enfrentan a la demandante labor de componer diversos personajes en un trabajo donde lo físico y los cambios de tono entre escenas imponen una exigencia aún mayor. Este equipo lo deja todo sobre el escenario para remontar la historia y enfrentarnos a preguntas que resuenan en el presente porque sabemos la historia se repite, siempre se repite, a veces como farsa, a veces como tragedia. Aquí, como una gran propuesta teatral.



Ficha artístico técnica:
Actúan: Gonzalo Almada, Juan Pablo Raele
Voz en Off: Santiago Maurig
Vestuario: Julieta Fassone
Diseño de espacio: Rodrigo Tanoira
Diseño de luces: Gonzalo Almada
Libro y dirección: Rodrigo Tanoira
Producción General: Compañía LA JURIA

FUNCIONES: Sábados 21hs
Teatro Astrolabio (Terrero 1456 – CABA)


miércoles, 3 de octubre de 2018

Cualquier coincidencia con la realidad… Sobre “10K. Solo para runners”


Cualquier coincidencia con la realidad…
Sobre “10K. Solo para runners”

Por Vivi Montes

Pablo. Hombre, 40 años. Divorciado. Dos hijas. Desocupado. Las fábricas cierran o reducen personal. Personal calificado, difícil que pueda volver a insertarse en el mercado prontamente. Pablo corre. Pablo es runner. Runner, una voz extranjera inserta en un presente neoliberal que todo lo arrasa. ¿Pablo corre para escapar? ¿Corre hacia a algún lugar? ¿Cuál es la meta? ¿Dónde está? Corre, como otrxs, un ejército de boludos corriendo a la nada.

Corre y relojea culos, piensa en su ex, en sus hijas, hilvana cotidianeidad y corrida; bicicleta financiera y medición del tiempo se entrelazan. Correr requiere precisión, técnica. Pablo se dispersa y entrama recuerdos, preocupaciones y una lectura lúcida del presente que emana del texto de Esteban Mizrahi, autor de la obra. Emiliano Díaz desarrolla el personaje con gran técnica. Su actuación se extiende en un espectro amplio y cautivante. Solo, en un espacio acotado y sobre un fondo negro que, magistralmente se convierte en escenografía demuestra una maravillosa capacidad para sostener las miradas en todo momento.

La puesta es precisa. La proximidad del personaje y el público nos implica a todxs, y la atención de lxs espectadorxs se encabalga en un ritmo que no cesa y distribuye intensidad con exactitud. La dirección de Germán Rodríguez despliega los elementos teatrales incisivamente, todo está en su justa medida, construye ambientes y delinea al sujeto que encarna distintas aristas de la sociedad que somos. Lxs de la mirada crítica, lxs machistas, lxs serviles, lxs que no saben cómo accionar para cambiar el rumbo, todxs estamos reflejados allí. ¿Será que todxs somos runners sin saberlo? De ser así deberíamos detenernos por un momento, respirar profundo, estirar los músculos y  afilar la mirada para identificar qué carrera estamos corriendo y qué encontraremos tras la ansiada línea de llegada.





Ficha artístico técnica:

Dramaturgia: Esteban Mizrahi
Actúa: Emiliano Díaz
Diseño de Luces: Paula Fraga
Fotografía y diseño gráfico: Lucía Mizrahi
Asesoramiento coreográfico: Manuco Firnari
Dirección: Germán Rodríguez

Funciones: Sábados 21hs.
Sigue la polilla (Castro Barros 874 – C.A.B.A.)




viernes, 7 de septiembre de 2018

Bordar sobre el escenario. Sobre “Risas rusas”


Bordar sobre el escenario

Sobre “Risas rusas”

Por Vivi Montes

Risas rusas es la propuesta teatral surgida de uno de los talleres de montaje teatral Fulguraciones, actuación para adultos mayores de 40 dictados por Laura Raggio. Los integrantes del grupo (Marisa Maggiorino, Graciela Marcet, Liliana Maddalena, Jorge Santángelo, Mónica Benzoni, Susana Melfi, Miguel Recalde, Nora Simón y Tony González)[1] junto con la directora seleccionaron y ejercitaron una serie de textos breves del autor ruso Anton Chéjov que pueden verse los domingos 19hs en Teatro Machado.

Las escenas que derivaron de esos textos nos transportan, entre risas y complicidades a un tiempo lejano y a tierras distantes, aunque, finalmente, alguno de los conflictos que motorizan la acción no parecen tan alejados de los que rodean nuestra propia realidad. Así, el grupo, además de incorporar técnicas de actuación aprende a producir y sostener una obra en cartel, al tiempo que nos enseña a convertir los deseos en realidad.


Machado Teatro (Antonio Machado 617 – C.A.B.A)
Domingos: 19hs.


[1] Actores invitados: Carlos González Richard/Orlando Vilanueva