Diario de
Moscú y una luna grande como la Rusia misma
Por Vivi
Montes (Lic. en Artes – UBA)
Buenos Aires, 2015. En una sala teatral de
Buenos Aires caben la estación de trenes de Moscú, un hospital, el Kremlin, el
Mausoleo de Lenin, calles rusas de aquella época, una juguetería, un tranvía,
la habitación que albergó en su estadía allí a Walter Benjamin y una luna
grande como la Rusia misma. Efectivamente, Diario de Moscú presenta una muy
interesante propuesta espacial y escenográfica.
La escenografía sumada al gran trabajo
actoral de Damián Dreizik (Walter Benjamin), Anita Guitérrez (Asia Lascis) y
Ramiro Agüero (Berhard Reich) transportan al espectador a la Rusia de aquellos
tiempos, con todas sus ambigüedades, sus maravillas y sus miserias. La música
en vivo de Marcelo Katz y las proyecciones de Vertov y Eisenstein contribuyen a
la creación del clima y el ánimo propicios para disfrutar de este Walter
Benjamin que la pieza elige mostrar.
Basada en el texto del propio Benjamin con
adaptación de Damián Dreizik y Alfredo Allende y dirección de este último, Diario de Moscú pone en
escena a un Benjamin que llegó tarde al amor, pero conserva cierta mirada inocente,
cálida y humana que no le permite darse por vencido. El conflicto interno entre
el ideal y el entendimiento de la realidad, el escritor de mirada aguzada y la
soledad desencantada del intelectual conviven en el hombre y se expresan en el
teatro. Y en el fondo de la escena, a la izquierda una enorme luna brillante,
grande como la Rusia misma que lo ilumina todo, lo hace más poético y más encantador.
Ficha técnico artística
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