domingo, 27 de marzo de 2016

220 Voltios
por Lucía Rossi


En el taller de una Iglesia, Estévez, un electricista con aires de científico e inventor, 

decide recibir sus 70 años, cumpliendo un sueño postergado en su vida: ser padre. Para 

esto le pedirá ayuda a Chuchi, personal de limpieza de la Iglesia, quien movida por el 

interés económico, le presenta a su sobrino, un adolescente a quien al parecer, poco le 

importa más que jugar al fútbol…




Estévez se propondrá dejar al joven su herencia lumínica, exigiéndole a cambio el amor 

que, según cree, un hijo debe profesar a un padre. 

Así, entre lámparas, cables, enchufes, Cristos con ojos encendidos y otras imágenes 

religiosas transcurre esta pieza, envuelta en una atmósfera barrial donde la ciencia y la 

religión se mezclan para hablar de este vínculo.


Pero en el recorrido surgirá el aprendizaje de que tanto el amor, como la electricidad, no 

se producen mágicamente por el sólo hecho de pulsar una tecla.

Ficha técnico artística
Autoría:
Victor Winer
Actúan:
Gastón CocchiaraleJorge OchoaPatricia Rozas
Diseño de vestuario:
Sabrina López Hovhannessian
Diseño de escenografía:
Sabrina López Hovhannessian
Diseño de luces:
Miguel Morales
Realización de escenografia:
Flux Artes
Música original:
Sergio Vainikoff
Fotografía:
Gianni Mestichelli
Diseño gráfico:
Nahuel Lamoglia
Asistente de producción:
Lola Winer
Asistencia de dirección:
Iardena Stilman
Prensa:
Daniel FrancoPaula Simkin
Realización:
Macarena Rodriguez
Dirección:
Daniel Marcove

lunes, 21 de marzo de 2016



Henri Matisse, el sastre de la luz
por Carolina Rodriguero


En el marco del 7° Ciclo de Teatro de Títeres y Objetos que tiene lugar hasta abril en el 

Centro  Cultural de la Cooperación, se presentó la obra “Henri Matisse, el sastre de la luz”. 

Realizada sobre textos de Henri Matisse, es llevada a cabo por la Compañía Maquinaria de 

Papel compuesta por las intérpretes María Eugenia Fernández Andes, Itatí Figueroa, Vera 

Veiga y María Adela Santullo, quien también se ha encargado de la dramaturgia y la 

dirección de la pieza.

En el último período de su vida, cuando Matisse estaba ya en silla de ruedas comenzó a 

experimentar con papeles coloreados y tijeras. La obra da cuenta de este momento a 

través de un encuentro entre el anciano y una niña llamada Azul, es decir, que conjuga la 

experiencia de la vejez y la candidez e inocente elocuencia de una niña a través de las 

palabras de Matisse que hablan del mismo mundo de juegos e ilusión que para Azul es 

pura reacción. Palabras e ilusiones que se conjugan con la luz y el color proyectados en la 

pantalla que les sirve de escenario. Las figuras creadas por Matisse danzan una y otra vez, 

aparecen y desaparecen bailando al son del jazz que genera un clima casi onírico. Matisse 

y Azul cortan figuras y las cosen en la idea del collage, la misma idea que se genera en la 

pequeña caja negra que acoge las marionetas junto a la música y las proyecciones, que se 

amalgaman en un todo generando un nuevo cuadro. Azul y Matisse nos cuentan acerca 

del arte pero también acerca del amor, compartiendo la escena con las actrices que 

desdibujan su presencia poniendo su cuerpo y voz a disposición de estos hermosos y 

vívidos títeres-personajes.
Des(a)nudar la escena. Sobre “La Wagner” de Pablo Rotemberg.

por Carolina Rodriguero



“La música es una mujer. La naturaleza de la mujer es el amor, pero este amor es receptivo 

y se entrega incondicionalmente en la percepción”. Richard Wagner.

Las vemos a ellas, estas cuatro mujeres, de potencia e intensidad llamativas, las vemos en 

su desnudez, en su accionar y despliegue por la escena, la violencia de los cuerpos, la 

danza de la carne. Sin la idea de castidad encarnada en ellas pero quizás sí insinuada en las 

sillas que les sirven de apoyo tapizadas de castos cinturones de cuero en un espacio 

también despojado. La desnudez se acerca al público en sus caminatas y lo enfrenta 

directamente, ojos que miran a los espectadores, cuerpos que se muestran ante ellos sin 

tapujos, ¿dónde se aloja el tabú? ¿En el cuerpo mismo o en el ojo de quien observa, de 

quien juzga?

La contradicción dada por el choque de cuerpos que parecen repelerse en el golpe, está 

insinuada también en la desnudez interrumpida por vendas que cubren las articulaciones 

y zapatillas en los pies. El propio Wagner era manifiestamente contradictorio y por ello ha 

sido elegido por Pablo Rotemberg para que su música haga vibrar a estas mujeres, 

bailarinas virtuosas, de miradas errantes entre gritos y jadeos. 




Hay más Wagner ahí que sólo su música, la idea de ciclo insinuada también en estas 

mujeres que nos muestran sus órganos dadores de vida, son agua de útero-germen. Dijo 

Wagner que la música es una mujer, o cuatro dirá Pablo Rotemberg, vemos mujeres que 

avanzan despojadas hacia el público, vemos mujeres mirarnos sentadas de frente 

observándonos, hipnotizándonos mutuamente, las vemos a estas mujeres golpearse la 

piel una y otra vez, el leitmotiv en el golpe y en el movimiento, ambos repetitivos, como 

repetitivas son sus caminatas  y las vemos al final acercarse nuevamente para saludarnos 

velada ya la desnudez después de que antes del apagón, nos llegaran sin las vendas ni las 

zapatillas. En toda su desnudez, el cuerpo como obra de arte total, versión de una 

representación de la naturaleza humana como buscaba Wagner en su obra, por lo cual 

resulta que su condición de mujeres y de cuerpos desnudos se ve excedida por el 

acontecimiento en sí, olvidándonos del constructo social del vestido y del que se ha hecho 

también acerca de la desnudez: lo natural/lo social, la intimidad, lo sublime/lo degradado, 

ideas en pugna con las que se juega para hacerlas chocar como más cuerpos en escena, la 

intensidad puesta a disposición para generar el movimiento y la pregunta. El fluido 

musical continuo de la obra wagneriana cuya unidad está dada por el leitmotiv, lleva a ese 

fluir agresivo de los cuerpos, que caen y se levantan, que se golpean el pecho para generar 

la fuerza que les permita inmolarse. En la escena la música y la danza están escritas con 

signos de admiración, como concebía Wagner que debía ser escrita la obra de arte total, 

composición que pretendía conjugar la poesía, la música, la danza, el teatro como los 

conjugan estos artistas de “La Wagner”. Ayelén Clavin, Carla Di Grazia, Josefina Gorostiza y 

Carla Rímola son las bailarinas, estas mujeres que no son solas, autosuficientes en sus 

instintos y desplazamientos.


La iluminación en esa sala del Espacio Callejón de paredes de ásperos ladrillos de piedra 

expuesta hace que sus sombras se delineen allí, se plasmen como las figuras dibujadas en 

una caverna platónica que explican a  través del mito ideas acerca de la existencia y la 

duda. La voz al micrófono y por fuera de él, aparece para gritar y para señalar como 

separadores los cambios de la música, para tararearnos una canción y en la intensa 

respiración que arroja guturales sonidos cada tanto. 

La violencia, la femineidad, la pornografía, el erotismo, el sexo y el abuso, el cuerpo 

humano, instaurados como temas polémicos a repensar a partir de unos cuerpos 

desnudos que nos interpelan, que volvemos a definir incesantemente configurándolos a 

través del lenguaje, ¿qué ideas depositaremos en esos sesenta minutos sobre esos 

cuerpos en trance, que desaparecen de la escena profundamente conmocionados como 

nos vamos nosotros, espectadores, en nuestros cuerpos? Cuerpos que son políticos que 

evidencian el conflicto, aquí se juega una vez más la contradicción como lo sintetiza el 

coreógrafo en estas palabras: “la música de Wagner tiene que ver con algo que me 

obsesiona desde siempre, porque hace referencia al judaísmo y al nazismo, un cruce que 

me espanta y a la vez me fascina”. Así como también está dada la disonancia en el efecto 

musical perturbador que, por su intensidad sonora, se acerca al recital de rock. 

Se pregunta Rotemberg: "¿Qué pasa cuando la violencia física, la sexual y la ajenidad del 

otro son vinculadas a este música demoníaca de Richard Wagner?" Todos los sábados las 

21 hs se vuelve a formular el interrogante para que juntos, espectadores y artistas, 

aventuren respuestas al aire.

Ficha técnico-artística

Dramaturgia: Pablo Rotemberg

Intérpretes: Ayelén Clavin, Carla Di Grazia, Josefina Gorostiza, Carla Rímola

Iluminación: Fernando Berreta

Objetos: Mauro Bernardini

Diseño de espacio: Mauro Bernardini

Edición musical: Jorge Grela

Video: Federico Lastra, Francisco Marise,

Banda de sonido: Jorge Grela, Phill Niblock, Pablo Rotemberg, Armando Trovajoli, Richard 

Wagner

Sonido: Guillermo Juhasz

Fotografía: Paola Evelina Gallarato, Juan Antonio Papagni Meca, Hernán Paulos

Diseño gráfico: Guillermo Madoz

Asistencia de iluminación: Facundo David, Héctor Zanollo

Asistencia de dirección: Lucía Llopis

Prensa: Marisol Cambre

Producción: Emilia Petrakis

Colaboración artística: Martín Churba

Coreografía: Ayelén Clavin, Carla Di Grazia, Josefina Gorostiza, Carla Rímola, Pablo 

Rotemberg

Dirección: Pablo Rotemberg
Euforia y Deseo, Los caprichos son los dueños de las pasiones.

por Mariana Jaqueline Ramirez


El pasado miércoles 15 del corriente mes se estrenó Euforia y Deseo, Los caprichos 

son los dueños de las pasiones, dirigida María Eugenia Heyaca. La pieza está compuesta por 

cuatro fragmentos de diferentes textos de William Shakespeare: Romeo y Julieta, Sueño de 

una noche de verano, Medida por medida y Macbeth.

Estas piezas son diferentes pero predomina en ellas, la comedia, además de presentar 

elementos comunes que las unen: la monarquía, el amor y el desamor, los valores del bien y 

el mal que se encuentran constantemente mezclados, solo por mencionar algunos. 





Pero hay un elemento clave, que es el amor, así mismo, hay un personajes que se 

destaca, el Puck. Este ser mitológico que forma parte de Sueño de una noche de verano es el 

encargado en principio de sorprender a los espectador, y a su vez, funciona como un 

presentador de cada fragmento, generando una reflexión de lo visto y de lo que va a venir. 

Se percibió un gran trabajo realizado por los actores y de todo el equipo técnico, tal es 

así que hay mucho trabajo en la iluminación, hay música en vivo de la mano de Jesús Cañete, 

quien en todo momento se encuentra en alerta ante las situaciones expuesta en la escena. 

Además, es muy destacable el trabajo del maquillaje y el vestuario, a tal punto que se 

presiente una viva fidelidad a las posibles puestas que en algún momento pudo realizar 

William, es decir, que había una referencia clara al teatro isabelina pero a la argentina. 

En cuanto a las actuaciones todas son verdaderamente buenas, han realizado un gran 

trabajo sobre el lenguaje y lo corporal, pese a esto no podemos dejar de destacar el gran 

trabajo que ha realizado  María Viau, con su actuación uno ríe, sufre, siente, pues literalmente 

se come el escenario. Sin embargo, su trabajo no puede ser posible sin la labor de sus 
compañeros de escena.

La pieza que presenta como parte “del mundo al revés” del teatro isabelino 

shakesperiano y se la puede ver los miércoles a las 21hs en el Teatro Método Kairos (El 

Salvador 4530).

Ficha técnica

Intérpretes: Maria Cecilia Barlesi, Fernando Crisci Munz, Maria Viau, David Paez, Leandro 

Lago, Daniela Zayas Mathey, Sebastian Dartayete, Ramiro Calero  / Diseño y realización de 

escenografía: Sabrina López Hovhannessian / Diseño y realización de vestuario: Fernando 

Crisci Munz / Diseño de luces: María Eugenia Heyaca / Diseño de maquillaje: Sabrina 

López Hovhannessian y Marisa Vera / Diseño gráfico: Leno Heyaca / Fotografías: Silvina 

Macri - Leno Heyaca / Prensa: Te Hago la Prensa / Vídeo: Garra Films / Dagas: Humberto 

Dacal / Música original y ejecución en vivo: Jesús Cañete / Adaptación: María Eugenia 

Heyaca y Silvina Macri / Producción Ejecutiva: Silvina Macri / Dirección general y puesta 

en escena: María Eugenia Heyaca / Asistencia de dirección: Bianca Astuto.

Espacio: Teatro Método Kairos / Dirección: El Salvador 4530 – C.A.B.A. / Funciones: 

Miércoles a las 21 hs / Entrada general: $150

jueves, 10 de marzo de 2016

Mirar al Otro con ojos ciegos. Sobre “Peggy Pickit ve el rostro de dios”

Mirar al Otro con ojos ciegos

Sobre “Peggy Pickit ve el rostro de dios” de Roland Schimmelpfennig

Dirección: Sergio Grimblat
Por Vivi Montes


Dos parejas se reencuentran luego de algún tiempo de no verse.  Una de las parejas ha vivido los últimos seis años en áfrica, ambos son médicos y han estado brindando ayuda humanitaria allí. Habitualmente la gente permanece por dos años en ese tipo de situación, pero ellos se quedaron seis. Se quedaron entre las arañas, la muerte, las cucarachas de tamaño descomunal, las enfermedades y las heridas que se agrandan cada vez más. Nunca cierran, es como dicen.

En esta actualización de la obra original de Roland Schimmelpfennig, los cuatro actores manejan el dispositivo que la obra propone con precisión. La historia de desdobla en el presente del regreso, el del encuentro, los comentarios aparte sobre lo desmejorados que se ven los otros, las sospechas, la narración de sucesos pasados y el adelanto de lo que va a ocurrir con el correr de la velada. Luego, retomar la escena y seguir hasta el doloroso encuentro con la verdad, con la cruda realidad que ninguno quiere enfrentar. 

Como un secreto a voces que no puede más que crecer hasta convertirse en grito sucede Peggy Pickit… y en el medio de las parejas, en su interior, en el aire que todo lo impregna dos niñas objeto, como muñecas de plástico, de madera, inanimadas; dos presencias fantasmales acusando el impotente e indiferente mundo de los adultos que no pueden otra cosa que mirar al Otro con ojos ciegos.


Ficha artístico técnica:
Elenco: Bárbara Irisarri, Verónica DiMichele, Mariano Flax, Sebastián Vigo
Asistencia de dirección: Maite Abril Anaya
Diseño de escenografía: Martina Nosetto
Diseño de iluminación: Julio Alejandro López
Diseño de Vestuario:          Jorge López
Diseño gráfico: Jorge López
Música original: Rodrigo Orquera
Entrenamiento en Trabajo con Objetos: Mariel Lewiatan
Fotografía:
Traducción al español: Aníbal Cardozo y Caroline Schmidt
Representante: Agencia de Teatro Hartmur Becher

“Esta obra fue traducida en el marco de la Biblioteca de Obras Teatrales del Goethe-Institut.” 

Funciones Jueves 21.30 hs
Camarín de las Musas: Mario Bravo 960 – CABA


lunes, 7 de marzo de 2016

Yo soy otro. Sobre "Nocturno hindú"

Yo soy otro
Sobre “Nocturno hindú” de Antonio Tabucci
Versión teatral Gabriela Izcovich

Por Vivi Montes


Con el marco de una escenografía que dispone con belleza el caos y la basura, sumado a unos pocos objetos que irán mutando según en el uso que se haga de ellos, se cuentan, en Nocturno hindú, números escenarios y variadas historias o momentos de una misma historia que tiene lugar en un viaje a través de diferentes ciudades de la India. Es viaje irá mutando también sus razones y su modo, para ir configurándose como un laberinto de espejos.

Entre las correctas actuaciones, destaca por su versatilidad la del actor Agustín León Pruzzo, con una llamativa velocidad y prolijidad para cambiar de personajes en el acto. Otro recurso que imprime distinción a la pieza es el uso de la oscuridad como elemento sugerente que moviliza el misterio que impregna a la obra. Así, se va desarrollando este extenso viaje que cada vez se torna más introspectivo, el protagonista se va perdiendo a sí mismo en esas tierras lejanas y entre esos extravagantes, pero seductores personajes hasta perder de vista las razones iniciales de su viaje e ir hacia un extraño encuentro. Juego de dobles en el que a veces la pregunta sobre el propio Ser se torna difusa o imposible de responder más que con un confuso pero sincero Yo soy otro.



Ficha artístico técnica:

Adaptación y Dirección: Gabriela Izcovich
Actúan: Alfredo Martín, Agustín León Pruzzo y Gabriela Izcovich
Escenografía: Alicia Leloutre
Asistente de escenografía: José Escobar
Vestuario y dibujos: Ana Larravide
Música Original: Ezequiel Izcovich
Música y masterización: Lucas Fridman
Iluminación: Mariano Dobrysz
Asistencia de dirección, producción ejecutiva y fotos: Marco Riccobene
Prensa: TEHAGOLAPRENSA


Funciones Sábados 23 hs
El portón de Sánchez : Sánchez de Bustamante 1034. – CABA


El encuentro ineludible Sobre “Mis cosas preferidas (pieza para cuatro personajes con uno solo en escena)” de Macarena García Lenzi

El encuentro ineludible

Sobre “Mis cosas preferidas (pieza para cuatro personajes con uno solo en escena)” 
de Macarena García Lenzi

Por Vivi Montes

En el living de un bonito departamento, la mesa bien servida preludia un té a modo de agasajo para las invitadas. La porcelana está dispuesta, las trufas de coco preparadas y ningún detalle librado al azar. La escenografía y la iluminación que enmarcan esta escena aportan el clima propicio.



Entra a escena ella, Brenda, prolijos su vestido y su peinado remiten sutilmente a otra época histórica y en su vida… a algún tiempo pasado. Se nos revela de inmediato que Brenda no está del todo bien, parece desequilibrada. De allí en más, el espectador compartirá con la protagonista parte de su universo sonoro, todos escuchamos el estridente timbre que suena tres veces, pero nunca vemos a esas tres amigas que concurren a tomar el té, tampoco escuchamos sus voces y reconstruimos sus diálogos a través de las reacciones o las referencias de Brenda.

La intriga está instalada, un té a modo de agasajo, de reencuentro. Un té para cuatro, pero solo podemos constatar la presencia de una. Poco a poco, la obra se vuelve inquietante, perturba (y a la vez fascina) asistir a esa escena delirante que entre recuerdos adolescentes y novedades sobre el paso de los años devela un marco de angustia y trauma en la psiquis de la protagonista. En definitiva, allí es donde estamos, en el reverso de su psiquis, en sus adentros, donde todo es lo que ella puede o quiere creer, el reencuentro ineludible e imposible que ella tiene que concretar. Valeria Giorcelli construye un personaje encantador, con gracia, que disloca al espectador en un vaivén de que se va de la simpatía a lo siniestro; la actriz, sola en escena, sostiene un universo denso en contenido y emociones que hace de Mis cosas preferidas una obra de alto impacto.


Ficha artístico técnica:
Actuación: Valeria Giorcelli
Dramaturgia y dirección: Macarena García Lenzi
Diseño de escenografía e iluminación: Fabián Harsanyi
Realización de escenografía: Eugenio Tornadu y Fede Torres
Vestuario: Laura Ohman
Ilustración “Té” Agustina Suárez
Prensa: Johana Chiefo
Diseño Gráfico: Flor Vallverdu
Música (Versión del tema “My favorite things”): Fernando Santiago
Ayudante de dirección: Gonzalo Quintana

Producción: Valeria Giorcelli y Macarena García Lenzi

sábado, 5 de marzo de 2016

A retazos, en la vida como en el teatro. Sobre “El Bululú. Antología endiablada” de Leticia González de Lellis y Osqui Guzmán

A retazos, en la vida como en el teatro
Sobre “El Bululú. Antología endiablada” de Leticia González de Lellis y Osqui Guzmán

Por Vivi Montes


                Vuelve Osqui Guzmán a deleitarnos en escena con El Bululú, esa perfecta fusión que salva de la confusión al actor, al costurero, al hombre. Una obra tejida con hilos de oro, todo el oro, el de los poetas y el robado. Todo participa en la puesta de este cruce que es el esqueleto donde se apoya la obra: texto, vestuario, actuación, iluminación y sonido funcionan en la misma dirección, meciendo al espectador entre la diablada y la alta cultura.

            Osqui Guzmán es un hombre pequeño, pero un actor gigante que se multiplica en escena para recorrer infinitos tipos y personajes, llega a hacer cuatro personajes diferentes durante el Entremés  de “Los habladores” (Cervantes), todos excelentemente definidos, con sutiles detalles que los caracterizan y los distinguen. Prodigiosa la memoria del actor y placentera su actuación.

            El Bululú no es sólo un recorrido de versos, glosas y canciones, no sólo se nutre del gran Vilches o de la poesía viva del poeta granadino; El Bululú conmueve y se engrandece con los hilos de la historia personal de Guzmán, con sus raíces, y con la confusión que lo forjó en la vida como en el teatro, a retazos, a imagen y semejanza de los modelos que cosía su madre, pocos, pero con la mejor terminación. De las mejores mentiras que me han contado y una –sino la que más- me ha deleitado.


Ficha artístico – técnica:

Interpretación: Osqui Guzmán
Diseño de Movimiento: Pablo Rotemberg
Música original: Javier López del Carril
Vestuario: Gabriela Aurora Fernández
Realización de vestuario: Patricio Delgado
Iluminación: Adrián Cintioli
Prensa: Marisol Cambre
Asistencia de dirección y producción: Leticia González de Lellis

Funciones Viernes 21 y 23 hs.
Timbre 4
México 3554