martes, 3 de noviembre de 2015

 Azar o Destino, un encuentro muy particular.

Por Valeria Misevich


     Praga, 1911. Franz Kafka y Albert Einstein se encuentran en el salón literario de Berta Fanta. Esta reunión ficticia es el punto de partida para una puesta simple, donde dos actores se lucen en la composición de estos famosos personajes protagonistas del siglo XX.
     Por un lado, Miguel Sorrentino encarna a un Kafka paranoico, atormentado y pesimista, que no encuentra sentido a su existencia, con un trabajo rutinario, monótono, que le genera odios y una situación familiar patológica.
     Frente al escritor, nos encontramos con Julián Marcove en el papel de Einstein, con su cabellera y su pipa que, por el contrario, se nos presenta optimista, alegre y extrovertido, que revaloriza el don de la imaginación y que plantea un discurso científico relativista revolucionario para la época.




     Ambos actores se lucen en un duelo intenso, exponiendo sus ideas y teorías en un dialogo que logra captar la atención del espectador y que deja en claro dos posiciones, en principio, antagónicas. Incluso desde el vestuario los personajes se contraponen. Traje oscuro para Kafka, traje claro para Einstein, intensificando la caracterización psicológica.
     Se trata de un encuentro entre el discurso poético y el discurso científico, que se pone en escena a través  de los dos personajes. Exponen sus posiciones sobre el progreso, sobre la revolución, sobre el amor, sobre la vida. El agon verbal –por momentos demasiado extenso- se apoya desde lo espacial en un juego de distancias: inicialmente, para expresar las propias ideas, los personajes se colocan en los extremos del balcón del edificio de la Farmacia Unicornio, propiedad del marido de la señora Fanta, situado frente a la plaza de la Ciudad Vieja – único espacio real representado-, y  poco a poco, van acercándose. Cuerpos e ideas que se movilizan, que intentan aprehenderse.



     La extraescena se hace presente mediante la música y los sonidos de aplausos provenientes del interior de esa casa, con un gran ventanal iluminado que oficia de límite y establece la posibilidad de este encuentro cercano.
     Más allá de la rigurosidad histórica de los datos biográficos que maneja Diament (incuestionables), Marcove pone en escena la relación entre el arte y el pensamiento científico a través de un gran diálogo.  Por momentos nos encontramos con situaciones comicas, pero también accedemos a la vulnerabilidad de la condición humana,  donde el amor, la vida y la muerte se arremolinan y despojan a estos famosos genios de su aura.



FICHA TECNICA
Director: Daniel Marcove
Autor: Mario Diament
Actúan: Miguel Sorrentino, Julián Marcove
Iluminación: Tito Egurza
Diseño gráfico: Aires Media
Producción general: Stella Pergolesi & Orit Koif
Producción ejecutiva: Florencia Carreras
Vestuario: Daniela Taiana
Diseño del espacio: Tito Egurza
Asistencia de dirección: Iardena Stilman
Realización Escenográfica: María José Crivella
Realización de Vestuario: Matices
Música Original: Sergio Vainikoff
Fotografía: Gianni Mestichelli
Prensa: Simkin & Franco
Asesoramiento en Magia: Pablo Kusnetzoff
Asesoramiento Científico: Juan Pablo Paz

Técnico de Iluminación: Sebastián Crasso, Martín Otaño

EL TINGLADO TEATRO
Mario Bravo 948 (mapa)
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4863-1188
Web: http://www.teatroeltinglado.com.ar
Entrada: $ 200,00 - Sábado - 22:30 hs - Hasta el 14/11/2015 
Entrada: $ 200,00 - Domingo - 20:15 hs - Hasta el 15/11/2015 
El ángel acusador

Por Valeria Arévalos


En clave de policial negro, El ángel de la culpa del dramaturgo chileno Marco Antonio de la Parra, nos enfrenta a un corrosivo debate sobre la sociedad y sus perversas tentaciones. Osmar Nuñez, representando a un detective despiadado y verborrágico, da cuerpo a aquel que a base de prejuicios y conceptos instantáneos acusa con el dedo sin piedad. El texto está cargado de una crudeza satírica que va tiñendo al personaje de Nuñez de diversas tonalidades morales a lo largo de la trama. Este detective, que despliega su morbo a medida que sugiere distintas hipótesis sobre el homicidio que investiga, se encuentra frente a un acusado silencioso, semidesnudo y detenido en el rincón de una cama que quizás fuera la escena del crimen, el lugar donde comenzó todo. Walter Bruno, en el rol del supuesto taxi-boy que perdiendo los estribos asesinara a su cliente, compone un personaje matizado e intenso aún teniendo sus pocas líneas hacia el final de la obra. Su cuerpo, sin embargo, habla durante todo el transcurso de la misma.



La dirección, a cargo de Dora Milea, está fuertemente apoyada sobre la base interpretativa de ambos actores y como marco escénico cuenta con el diseño de Alejandro Mateo en una escenografía que ilustra el departamento moderno de la víctima (dato que le sirve de pista al detective para presumir su homosexualidad, por ejemplo) y este, a su vez, reforzado por la partitura lumínica planteada por Leandra Rodriguez que va marcando el paso del tiempo. Tiempo en que el personaje de Nuñez intentará develar una verdad que finalmente, le resultará imposible de tolerar.



Ficha técnico artística

Un día es un montón de cosas. La felicidad también. Sobre Un día es un montón de cosas de Jimena Aguilar

Un día es un montón de cosas. La felicidad también.
Sobre Un día es un montón de cosas de Jimena Aguilar

Por Vivi Montes (Lic. en Artes – UBA)

Natán y Elías, padre e hijo comparten una noche de hombres. No, no es lo que parece; su vida se tornó cosa de hombres, pues ya no hay una señora en esa casa. Fueron abandonados y tratan –sobre todo el padre- de descifrar una enigmática nota que la mujer dejó al partir. Pareciera que fue en busca de la felicidad.


Otra familia. Mamá Ana; Adrián, el padre y Lea, la hija punk. Ana habla de los sueños y de su deseo, quiere convertirse en escritora. Si apenas encuentra quien la escuche en su propia familia, mucho más lejana resulta la posibilidad de encontrar apoyo para la concreción de su proyecto. Adri es psicólogo pero no puede ayudarse a sí mismo, tampoco a los suyos. Lea encierra su silencio adolescente en los parche del bombo de su batería.


Un día es un montón de cosas plantea un mundo en el que las mujeres no encuentran en el seno familiar la fórmula de la felicidad y accionan al respecto. La felicidad puede ser para estos personajes cualquier cosa: ¿hacer lo que se quiere? ¿la palabra del profeta? ¿los sueños? ¿un avioncito? ¿un plato de comida casera? ¿la familia reunida alrededor de la mesa? Vaya una a saber. En este mundo de familias con problemas de comunicación y abandono, mundo delirante y de una comicidad deliciosa por momentos, son los hijos los que salen al auxilio de sus padres, los que tratan de armar los esquemas rotos y los que superándolo todo pueden plantear un atisbo de esperanza.

Una puesta acertada, en la que una casa representa todas las casas con sutiles cambios que los propios actores van realizando entre escenas, un guión sólido que con sencillez acerca dos mundos dispares para mostrarlos como en un espejo. Actuaciones equilibradas y toques de humor bien administrados hacen que nos resulte muy entretenido enfrentarnos con la incomunicación, la infelicidad y la pérdida.



Ficha técnico artística
Duración: 70 minutos
EL CAMARÍN DE LAS MUSAS
Mario Bravo 960
 (mapa)
Capital Federal
 - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4862-0655
Web:
 http://www.elcamarindelasmusas.com
Entrada: $ 130,00 / $ 90,00 - Domingo - 20:00 hs