martes, 22 de noviembre de 2016

“Línea de juego”. Sobre “¿Por qué no me llevaste a mí?” del Grupo CALDO

“Línea de juego”
Sobre “¿Por qué no me llevaste a mí?” del Grupo CALDO

Por Jazmín Cañete

De chica me gustaba atrincherarme entre sábanas y almohadones. En minutos desarmaba camas y sillones, juntaba pañuelos, ropa, telas y levantaba estructuras endebles –a veces espaciosas y otras diminutas– en las que me escondía a jugar por horas. “¿Por qué no me llevaste a mí?” de Grupo CALDO me recuerda eso.


Quizás porque veo intérpretes jugando, en el mejor de los sentidos. Manuela Piqué, Facundo Monasterio, Juan De Rosa y  Luciana Pedroni encarnan seres instintivos, bestiales y otros más humanos, sensibles, de gestos reconocibles. Se revuelcan en un exceso de bolsas de nylon, gimen desesperados, se ahogan, posan y brillan de glamour, cantan o pastan apacibles. Con la dirección de Mariana La Torre, el grupo hilvana diferentes escenas en las que no hay impedimentos ni prescripciones sino arrojo, ganas de probar y desafiarse. Pienso que ese ímpetu moviliza y no estaría nada mal contagiarnos de él. 



Grupo CALDO es un colectivo de artistas que investiga y produce de manera independiente desde el 2013, alternando los roles en cada proyecto.

Intérpretes: Manuela Pique, Facundo Monasterio, Juan De Rosa, Luciana Pedroni//Diseño de Iluminación y Música Original: Juan Martín Carzoglio// Diseño de vestuario: Estefanía Bonnesa// Realización de vestuario: Patricio Delgado// Diseño gráfico y fotografía: Daniela Nieto// Producción: grupoCALDO// Colaboración artística: Luna Sarsale// _Asistencia de dirección: Agustina Castagnoli//Dirección: Mariana La Torre

16 de Octubre / 21hs / ESTRENO / Espacio Sísmico
DOMINGOS 21HS
DESDE el domingo 16 de octubre HASTA el 27 de Noviembre
Espacio Sísmico - Lavalleja 960 - CABA


viernes, 18 de noviembre de 2016

Sean eternos los laureles. Sobre La fiesta rota o la patria deshuesada de Marcelo Mangone

"Sean eternos los laureles..."
Sobre "La fiesta rota o la patria deshuesada" de Marcelo Mangone


Por Vivi Montes


            En una sala del barrio de Boedo transcurre La fiesta rota o la patria deshuesada. La obra, que surgió de un proceso de creación, investigación y trabajo de actores, actrices y director, cuenta con dramaturgia y dirección de Marcelo Mangone y pone en escena una fiesta, un encuentro, un banquete que no logra concretarse. Desde la puesta en escena, la construcción del abanico de personajes representativos de diferentes sectores sociales, los colores en escenografía e iluminación y el texto (más los intertextos que lo atraviesan) se interpela directamente a la historia argentina y al espectador como sujeto protagonista de esa historia. Una historia llena de intentos fallidos que repite incesantemente sus fracasos y vuelve a comenzar.

            En el recorrido circular que la obra propone se lee la historia al modo de una serpiente que se muerde la cola. Los personajes no consiguen escucharse y ponerse de acuerdo en pos del objetivo común, la fiesta. Recurriendo a intertextos de la historia política y cultural argentina se construye una pluralidad de voces que no logra aglutinarse en la construcción de la patria festiva porque, en definitiva, cada uno está más preocupado y ocupado por sí mismo que por el bien común. El recurso al humor es utilizado para preparar al espectador y desarmarlo ante la estocada que lo enfrente a la realidad y a la reflexión. Y como dicen sus propios protagonistas: cualquier similitud con la realidad no es pura coincidencia.



FICHA TÉCNICA

Elenco Iris Albornoz, Tamara Arce, Beatriz Bekerman, Leticia García, Miguel Kuok, Agostina Macchi y Adriana Menéndez.
Música Original Luis Sticco
Escenografía y objetos de escena Belén Pedernera
Vestuario Facundo Veiras
Espacio Lumínico Miguel Solowej
Diseño Grafico Facundo Pedernera
Prensa Tehagolaprensa
Producción Ejecutiva Patricio Rodriguez
Operación Técnica Clara Bernardi
Asistente de Dirección Valeria Pomadoro
Dramaturgia y dirección Marcelo Mangone


Funciones: Viernes y Sábados de Noviembre 21 hs / Viernes 9 y Sábado 10 de Diciembre 21 hs
La revuelta: espacio de arte y creación - Av. Boedo 1014, CABA.
Reservas e informes: 2076-2964, Alternativa Teatral, reservas@larevueltateatro.com.ar

Contacto: Facebook /lafiestarota

sábado, 5 de noviembre de 2016

Persistir como el mar.
Sobre Qué azul que es ese mar de Eleonora Comelli.

Por Jazmín Cañete

Vemos filmaciones caseras de Héctor y Ana. Las primeras salidas, las risas, los besos,

las vacaciones. Héctor sigue de cerca los avances de la tecnología audiovisual: a lo

largo del corto lo vemos filmarse junto a Ana con distintas videograbadoras que

evolucionan a medida que pasa el tiempo. En eso pienso a lo largo del video: en el

paso del tiempo. Lo veo en los aparatos, lo veo en los cuerpos de los protagonistas, en

los lugares y las modas. También pienso en la necesidad que tenemos de registrar

nuestras vidas: a las personas que nos acompañan, lo que pensamos, lo que sentimos,

lo que vemos, lo que comemos. Y en qué pasa con ese desmesurado archivo personal

que abastecemos sin parar por esa necesidad de dejar registro. Tal vez no volvemos a

él con mucha frecuencia o, directamente, dejamos que lo cubra el polvo. Que azul que

es ese mar, de Eleonora Comelli, es una respuesta posible a qué hacemos con todo

esto, con el paso del tiempo y lo que (nos) deja.





Son cuatro intérpretes en escena –Matias Etcheverry, Laura Figueiras, Roberto

Dimitrievich y Stella Maris Isoldi–, dos de unos treinta años y dos de unos sesenta. Sus

vestuarios evocan los que se usaban en la época de las grabaciones de Héctor y Ana y

sus tonalidades son las del azul del ambiente, creado por la iluminación y la

escenografía –un panel con una abertura sobre la que está pintado el mar y unas

palmeras–. La danza de los cuatro es un conjunto de pruebas de relaciones posibles

combinando edades y géneros: se manipulan unos a otros, se mueven al unísono, se

rechazan, se aman, desaparecen y reaparecen por el mar del fondo.



Antes que nada, el tiempo se manifiesta hecho carne, en los cuerpos de los

intérpretes, sus diversos tonos y maneras de moverse. Luego, el problema del tiempo

se elabora a partir de un juego de superposición y desdoblamiento presente-pasado/

presente-futuro: entre la escena y las filmaciones caseras, por un lado; y entre la

pareja de treinta y la de sesenta, por el otro. Mientras veo bailar a los intérpretes,

unificados por un mismo vestuario para los hombres y otro para las mujeres, pienso en

el encuentro de los “yo” del pasado con los “yo” del presente, o los del futuro.

Nuestros cuerpos presentes contienen a los que fuimos tanto como contienen el

germen del que seremos.

En la sucesión de imágenes y climas que despliega la obra hay algo nostálgico, o tal vez

sea el tema que me conmueve en la butaca. “Es injusto”, dice en off la voz de Héctor

refiriéndose a la relación de los registros con la experiencia vivida. De sus

declaraciones también me queda dando vueltas la palabra “deterioro”. Efecto

ineludible del tiempo, el deterioro: de los cuerpos y de sus legados. Quizás sea

justamente esa fatal certeza la que desata nuestra necesidad inherente de narrarnos,

de capturar los momentos, de construir memoria, o de hacer algo con todo eso. Como

una obra que, entonces sí, perdure.


Este espectáculo formó parte del evento: Selección Obras de teatro CABA 2015
Este espectáculo formó parte del evento: 10 FIBA - Festival Internacional de Buenos Aires
Duración: 55 minutos

martes, 1 de noviembre de 2016

“Extrañas son las cosas que alguna vez estuvieron cerca”. Sobre “Dos, una desconexión” de Pablo Bellocchio.


“Extrañas son las cosas que alguna vez estuvieron cerca”
Sobre “Dos, una desconexión” de Pablo Bellocchio.

Por Gabriela Pignataro

// Dos aviones se cruzan
en el mismo punto
luego se desplazan
equidistantes
de la misma manera
en que algunos
nos encontramos
en la ordenada al origen
para darnos lo mejor
y después avanzamos
en la misma sintonía
pero
en coordenadas opuestas//


El pasado es un salón dorado que a la luz del presente muestra los huecos donde el sol doblaba sin destellos, los bordes filosos de las cosas.
¿Cuántas vidas caben en un nombre? ¿Qué sucedería si pudiéramos poner a bailar delante de nuestros ojos muchos de los que fuimos hasta romper los reflejos?
Dos-Una desconexión- hace los pases para un artilugio: detiene el tiempo en una zona especular y hace caber en él todas las variables que proyectan el algoritmo de un amor.

Construir múltiples temporalidades en el espacio, es acaso tal vez, uno de los procedimientos escénicos más complejos de llevar a cabo con sutileza y atinados grados de superposición. El amor, ese gran animal multiforme, presta su materia y se presenta en un modelo para desandar. Ese animal incorpóreo contiene toda la esencia y el tiempo de la relación entre Claudia y Miguel; el cuál como un haz de imagen traslúcida pasa a través del cristal de lo escénico y en un living atemporal, se refracta.

Se nos trae el eco de lo que fue. La reverberación que aún rebota enloquecida en las paredes de una casa, donde una mujer detenida en el fango de la espera, aguarda que la voz del otro atraviese la demora de un teléfono que no suena. Ella, la mujer del ahora, muestra los signos del desencuentro: las ojeras, el pelo desgreñado, la misma ropa de días. Y un cierto temblor en la voz que se esconde en el grito, rehúye y queda atrapado en el gesto mudo. Ella será la vigía de su propia memoria, la pitonisa que recuerda a destiempo las advertencias.

Años atrás (y al mismo tiempo) Claudia y Miguel fueron químicos en reacción. Combustión. Embeleso. El paso firme de Claudia, su locuacidad y frescura se enredaron con la quietud de Miguel, su desprolijidad romántica al borde del descuido y su timidez. Los vemos temblar antes del primer beso y también después, la ecuación de sus elementos se convierte en una mezcla ignífuga y combustible al mismo tiempo.

Hacen hogar anclando en los pilares de la ambivalencia: la casa temblará y signados por el sismo que subyace, levantan las paredes de la relación de manera discontinua. Ladrillo sobre ladrillo, zonas sin cimentar, la fragilidad de lo que permanece a ciegas que ante el primer sacudón dejará escombros.

Los vemos levantar los libros, mudar las cosas de lugar, tirar de la cuerda y ceder ante un recuerdo dulce, pequeñas zonas de descanso. Oasis en un desierto que crece progresivamente entre los descuidos de Miguel, la sensación de derrumbe de Claudia.
La gimnasia del recuerdo nunca es ordenada, entonces ahí van ellos, una pareja desdoblada en dos hologramas, una centinela que recuerda: cinco puntas de una figura irregular que cambia su forma en las tensiones de sus enlaces.

El cuerpo amoroso del primer fuego cruza la zona de riesgo como una ráfaga, la pasión queda a marea baja después una oleada violenta. Miguel cruzó ciertos límites, su elemento se rompió en la sombra más frágil de Claudia.

Dos, una desconexión, investiga sobre los ritmos multiformes de una relación, sus conjunciones y disociaciones; tal vez intentando responder ¿Cuando fué que dos extraños tomaron nuestro lugar y hablaron por nosotros? ¿Cuando fuimos nosotros, los otros de pie a aguas desconocidas?. Claudia y Miguel parecen llevar dentro la incógnita y también la respuesta, giran la moneda que a veces responde cruz o cara.

De manera ambiciosa la obra lleva adelante efectivas operaciones de composición y re-situación del tiempo en un único espacio de uso común, ambiente que se altera con el paso de la relación y no por sí mismo. Las marcas son dejadas por quienes lo habitan. En una madeja de puntos desperdigados en la historia nunca estamos del todo en un sólo tiempo: es el presente en el pasado y el pasado en el presente, cruzados pero no enredados nos permite componer la manta corta que cubrió la extensa cama que acabó por dejar a ambos a la deriva de su propio costado.
Los cinco actores se desplazan en una escucha permanente, sus cuerpos y el texto hacen sentido en un mosaico que se compone por montaje para dejarnos de frente al gran mural final:

//Lo mismo que nos une
también
puede separarnos
hay algo
que no depende de mi voluntad
y eso a veces
me asusta un poco//


Ficha técnico artística
Dramaturgia: Pablo Bellocchio
Actúan: Nicolás Dezzotti, Malena López, Catalina Motto, Sheila Saslavsky, Maximiliano Zago
Vestuario: A&m Realizaciones
Escenografía: A&m Realizaciones
Diseño de luces: Lucas García
Diseño gráfico: Rodrigo Bianco
Asistencia de dirección: Rodrigo Bianco
Producción: Lascia Colectivo De Trabajo
Dirección: Nicolás Salischiker

Web: https://www.facebook.com/dosobrateatral/
Duración: 60 minutos
ESPACIO POLONIA

Fitz Roy 1447