Váyase (a
ver Tamorto) y viva
Por
Vivi Montes (Lic. en Artes – UBA)
Arlequín ha muerto. Qué terrible noticia. Sin
embargo en lugar de asistir a un triste lloro por la pérdida irremediable de
tan entrañable personaje de la Comedia del Arte, Tamorto (romance de Arlequín y la muerte) pone en escena un
desopilante encuentro entre el susodicho y su anunciada muerte.
Con un despliegue de destreza, oficio y humor
de todos los colores, se suceden entre risas y carcajadas y en complicidad con
el público las últimas horas de Arlequín. El encuentro con la Parca es
inevitable, que sea antes, que sea después queda en manos del amigo Pierrot o
del despechado Pierrot, ya que un triángulo amoroso entre los dos masculinos y
la sensual Colombina altera los tiempos de la historia.
Arlequín es ejecutado por Jorge Costa con una
energía impresionante que le otorga al personaje todo lo que de pícaro,
movedizo, acrobático y astuto supone el original. Julia Muzio da muestras de su
versatilidad artística cambiando de personajes y demostrando en todos gran
calidad actoral, su inexperta muerte brinda a la obra un cierre ideal. Emiliano
Larea compone un Pierrot que calza a la perfección en el mecanismo de la pieza,
destaca cuando tiene que destacar y acompaña con precisión cuando hace falta.
Romina Mónaco nos muestra una Colombina caliente, popular, casi tanguera y
Fernando Pérez completa musicalmente a este exitoso equipo.
Con dirección de Jorge Costa y Roberto
Sánchez, Tamorto sacude (de risa) al
espectador que, un tanto desacostumbrado a la participación se puede
reencontrar con una original y muy buena forma de revisitar un género también
un tanto desacostumbrado y olvidado en la cartelera porteña, la Comedia del
Arte.
Ficha técnico artística
Facebook: www.facebook.com/tamorto
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