Mi mamá me mima, yo mimo a mi mamá
Por Valeria Arévalos
Pedazos de pasado desparramados
por aquí y por allá. Juguetes, revistas, una planta, rinconcitos entre retro y kitsch
que remiten a un pasado cargado de historias. Historias que suenan con la voz
de una madre que, en ese universo a lo Almodóvar, llena el espacio de
gráciles movimientos, poemas y canciones. El hijo, Ariel, tomó su nombre
prestado a Arnaldo André, es que él es un hijo de la época de Pobre diabla y así como los viernes por
la noche la pantalla ardía, también su madre se encendía con las idas y venidas
de esos amantes lejanos.
Seré tu madre tranquila no es otra cosa que un concierto recitado
de amor. Un hijo que mira a su madre y ve a todas las mujeres que pasaron por
su vida (la de él, la de ella), una madre que promete permanecer tranquila
durante la reconstrucción de ese pasado que los une en la ensoñación. La obra
dentro de la obra, el retrato de la madre imaginada y el espejo en la madre
real. Al final del camino, el hijo y su propia búsqueda. En qué medida estas
mujeres influyeron en su madre, en qué medida su madre influye en él. La
celebración choca de frente con la realidad, la tranquilidad no es tal, la
madre múltiple que fusiona a todas y a ninguna. El, su espectador atento e
impasible.
Ariel Gurevich, escribe y dirige
esta obra ganadora del Concurso Óperas Primas (VIII Edición) que ya ha recibido
invitaciones para participar en varios Festivales y es que…todos quieren bailar
con la más linda.
Ficha técnico
artística
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