Mostrame tus miserias, mi amor
Sobre “Los que fueron a la fiesta. Opereta” de Sol Rodríguez
Seoane
Por Gabriela
Pignataro
¿Cuánto
tiempo se guarda un secreto? ¿Hay simulacros convenientes? Una adolescencia compartida
en tardes al sol en el club de barrio, un juego de recuerdos en contrapunto:
los cuerpos que se desearon antes ahora están lejos y tocan otros besos. La
nostalgia detenida, la melancolía de lo que no ocurrió, la lengua mordida de lo
callado. El pasado es una gema que silencia su brillo con el polvo de los años
y los caminos que se abren de las geografías compartidas donde planeó el deseo.
Pero algo
agita el tintero y todas las partículas decantadas, que permanecían invisibles
vuelve a la superficie, como cáscaras de algo que el agua se tragó y lo
devuelve: una fiesta de casamiento, hace un agujero en las horas y la dimensión
presente se pierde por un rato. Los fantasmas adolescentes retornan en
cuerpos afilados por el tiempo, el amor
y el dinero.
El éxtasis
del carnaval se hace presente, y no hay quien resista a perder el borde, a
entregar sus máscaras en una danza donde
la pista de baile se convierte en un ring de boxeo. Eros y Tánatos, cachetada y roce, trompada y apriete.
El simulacro
de las apariencias se resquebraja, los trapitos al sol se cuelgan de noche en
un tendal de romances y miserias. Los carneros y lobos quedan de frente y las
mosquitas muertas zumban en torno. Encontrarse en esa maroma de recuerdos es un
espejo peligroso para todos.
“Los que
fueron a la fiesta” satiriza con estridencia y voluminosidad las relaciones
humanas: la amistad, la hermandad, las exigencias de la vida de a dos, los
proyectos, el éxito. Clava un dardo en las imágenes brillosas de una felicidad
inmutable: esa postal de sonrisas de caras estiradas y miradas que quieren
disparar como serpentina carioca.
La
metaficción de las fiestas, la puesta en escena para una noche única y
perfecta, que cabalga sobre un animal pesado y furioso.
Los actores
manifiestan su plasticidad tanto dramática como musical: la obra es una caja de
música de intensidades y dramatismos, de
personajes que se desmoronan y re-ordenan en otras fuerzas a lo largo de la
misma, atravesados por las canciones que impactan por sus exquisita narratividad
y no por ello menos atractivas y pegadizas.
La
estereotipia de roles (la novia, el líder, la pasada) se deforma y devela un
profundo conflicto seductor: nadie es lo que parece.
Hacia el
final de la fiesta cuando la luz de la mañana, como osamenta al aire de una
bestia atrapada, ilumina los restos, se
revela lo mejor: los rostros transpirados son un caos hermoso, como el amor.
Ficha técnico artística
Actúan:Bárbara
García Di Yorio, Daniel
Junowicz, Eliana Ruth
Kopiloff, Victoria Páez, Pablo Ramírez, Ana Romans, Miguel
Sorrentino
PATIO DE
ACTORES
Lerma 568 (mapa)
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4772-9732
Web: http://www.patiodeactores.com.ar
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