lunes, 3 de abril de 2017

Se hace camino al andar

Por Valeria Arèvalos
 "no estoy con vos para estar feliz sino para que lo de estar infeliz me sea más leve" (Mia)


A mi parecer, si hay una obra necesaria en la cartelera porteña, es esta. Ya està. Ya lo dije. Continuemos.
En un mundo posmoderno como el que nos reúne, el teatro se fue poblando de piezas que resaltan la disfuncionalidad de las familias como metáfora y gérmen del consecuente desbarajuste social. No es casual que las obras màs duraderas y exitosas (tèrmino problemàtico si los hay), como La omisiòn de la familia Coleman o El loco y la camisa, nos ubiquen en un rincón del living para presenciar las grietas de un hogar que no es nuestro, pero que bien podría serlo.




Es asì como nos encontramos con la obra del joven croata Ivor Martinic, Mi hijo sòlo camina un poco màs lento, que en perfecto maridaje con la dirección de Guillermo Cacace se presenta con múltiples y colmadas funciones en horario…familiar. La cuestión del horario no es un tema menor, ya que la cita es los sábados y domingos a las 11.30 y a las 14 en el Espacio Apacheta, abriendo una franja horaria para la representación que, hasta el momento, era considerada territorio de los infantiles. Esto genera cierto cambio, al menos en el imaginario, del quehacer teatral al momento de pensar en futuras puestas. ¡Existe la mañana! Y puede ser muy amigable.



Por otro lado, esta decisión temporal influye en la puesta en escena, ya que la luz del dìa será la encargada de dar el ambiente, pudiendo resultar inquietante por momentos ya que los lìmites entre la vida y la ficción se ven desdibujados y todo “empieza cuando empieza y termina cuando termina” pero sobretodo, resulta de una franqueza y simplicidad que se agradece enormemente. Simplicidad que también se verá plasmada en la disposición escénica, apoyada en unas cuantas sillas (con ruedas y sin), un poco de papel picado y cuerpos. Esos cuerpos serán los que darán vida a este maravilloso relato. La pregnancia escénica de cada uno/a de los actores/actrices será el pilar fundamental para que esta obra sea lo que es, algo hermoso.


La enfermedad y la imposibilidad de aceptar al Otro tal cual es, de nombrarlo, de mirarlo a los ojos. Una madre que no puede salir de ahì, de esos pensamientos que la atormentan, lo que ella ya no es, lo que su matrimonio no es, lo que su hijo nunca fue. Nada es y nadie es para el otro lo que debería ser. Quizàs sea porque no se mueven. El movimiento es vida. El único que se permite cambiar y tratar de avanzar es Branko, el hijo, el que ya no camina, pero va, su silla se mueve, el resto no. Desde el título de la obra vemos la dificultad de aceptar al otro ante los demás “mi hijo sòlo camina un poco màs lento”, no, señora, su hijo no camina. Ese decir negado, esa imposibilidad de articular, da a los personajes femeninos una verborragia tan poética como desgarradora e hilarante; luego, los personajes masculinos funcionaràn como contrapunto equilibrando la maratón textual desde parlamentos apacibles desde una imperturbable infelicidad.

Ficha técnico artística

Este espectáculo formó parte del evento: Festival Internacional de Dramaturgia Europa + América 2014
Este espectáculo formó parte del evento: Selección Obras de teatro CABA 2015
Este espectáculo formó parte del evento: 10 FIBA - Festival Internacional de Buenos Aires
Duración: 75 minutos
Clasificaciones: Teatro, Adultos
APACHETA SALA ESTUDIO
Pasco 623 (mapa)
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4943-7900 / 1530142997
Domingo y Sábado - 11:30 hs y 14:00 hs - Hasta el 27/08/2017 


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